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Información General | 15 sep 2021

Investigadores platenses desarrollaron una pintura resistente a hongos y bacterias

A base del óxido de Zinc


Investigadores del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas (CIDEPINT) y del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas (CINDECA) desarrollaron una pintura para interiores, a base del óxido de Zinc, que sean resistentes a hongos y bacterias. 

El objetivo del desarrollo fue contrarrestar la formación de biopelículas, es decir comunidades de bacterias u otros microorganismos que crecen adheridos a la superficie de una estructura, y es un grave problema para las viviendas y hospitales. 

Por otro lado, está la cuestión del inadecuado descarte de pilas agotadas y su consecuencia para el ambiente. En este sentido, tres especialistas de La Plata lograron una síntesis en respuesta a los desafíos mencionados en un trabajo que acaba de publicarse en la revista Ambiente en Diálogo del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la Provincia de Buenos Aires (OPDS).

Como responsable del Área de Recubrimientos Antimicrobianos del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas (CIDEPINT, CONICET-UNLP-CICPBA), la investigadora del CONICET Natalia Bellotti trabaja en el desarrollo de pinturas funcionales que contribuyan al control de la presencia de colonias de microorganismos perjudiciales para la salud en paredes y otras superficies.

“Hay que lograr que los compuestos que se incorporan al producto conserven su acción de prevenir o inhibir el crecimiento de estos agentes, y que además la mantengan en el tiempo. También, deben ser amigables con el medio ambiente y económicamente viables. Con todas estas cualidades juntas, uno de los candidatos más promisorios que apareció fue el óxido de zinc (ZnO)", explicó la investigadora. 

“Es un compuesto inorgánico relativamente nuevo que se viene estudiando mucho en los últimos tiempos gracias a su versatilidad y a sus propiedades químicas, electrónicas, y ópticas", contó María Victoria Gallegos, investigadora del CONICET en el CINDECA (CONICET-UNLP-CICPBA) y encargada de la recuperación de metales de las pilas alcalinas agotadas.

Al respecto, la investigadora señaló que utilizaron el óxido de Zinc por su cualidad antimicrobiana y le buscaron una aplicación tecnológica, como un componente de pinturas para paredes,

“Una vez desarmada la batería, tomamos una parte llamada ánodo y lo lavamos con agua destilada, lo secamos y lo tratamos con ácido sulfúrico, procedimiento que deja como resultado una solución con iones de zinc disueltos, que son los que nos interesan porque a partir de ellos producimos el ZnO”, detalló la experta.

"El Zinc es un polvo blanco y para generarlo se utilizaron diferentes precipitantes, que son químicos que ayudan a la formación de ese sólido", explicó Guillermo López, becario del CONICET en el CIDEPINT y primer autor del trabajo.

Según el becario, se probaron tres óxidos de zinc: uno sintetizado con carbonato de sodio, otra con ácido oxálico, y el último de origen comercial. Luego verificaron la acción antimicrobiana de cada uno de ellos.

Los ensayos se llevaron adelante exponiendo cepas de hongos y bacterias de las colecciones del CIDEPINT a los tres Zinc, y todos ellos mostraron diferencias en la actividad antimicrobiana dependiendo del proceso de obtención del compuesto. Particularmente, el obtenido con carbonato de sodio fue el más efectivo.

“Es muy interesante observar cómo influye el proceso de síntesis de este compuesto en sus propiedades, y vamos a seguir trabajando en este campo porque justamente esas modificaciones nos pueden llevar a optimizar y mejorar la actividad antimicrobiana”, apuntó Bellotti.

Luego de estos experimentos preliminares, pasaron a probarlos ya incorporados en pinturas de interior, y comprobaron que conservaban su acción antifúngica y antibacterial en niveles altos.

Para Bellotti, “tanto para las películas de pintura como para la salud humana, los más perjudiciales son los hongos, que debido a su crecimiento invasivo provocan no solo un daño estético en la superficie, sino también en el material a nivel fisicoquímico".

Asu vez, la investigadora destacó que su proliferación genera bioaerosoles y liberación de gran cantidad de esporas al ambiente cuya exposición prolongada se relaciona directamente con problemas en las vías respiratorias.

“La idea inicial era cerrar un ciclo: tenés un desecho, algo que no se usa y que contamina; lo utilizás para generar un material nuevo que a la vez te sirve para solucionar otro problema ambiental y sanitario”, resumió Gallegos.

De acuerdo a los números aportados por la Planta Piloto Multipropósito (PlaPiMu-LASEISIC, CICPBA), donde se realiza el desarmado manual de las pilas, cada mes se tratan unos 80 kilos de estos dispositivos, volumen que equivale al consumo de ocho mil habitantes. 

Fuente: laplata.conicet.gov.ar

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