

Este domingo 3 de octubre se celebra en la Argentina y varios países de Latinoamérica el día del odontólogo/a. Un día como hoy pero de 1917 cuando se conformó la Federación Odontológica Latinoamericana (FOLA) en Santiago de Chile.
En 1925, en el segundo Congreso de la FOLA, realizado en la ciudad de Buenos Aires, el delegado argentino Raúl Loustalán propuso que el 3 de octubre se el día oficial para celebrar el día de la odontología latinoamericana.
Además de la Argentina, el día del odontólogo/a se celebra en Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Pero la odontología no fue siempre igual a lo largo de su historia sino que ha evolucionado con el tiempo. Así lo certificó un trabajo de la cirujana dentista Anahí Paulina Leal-Fonseca (Universidad Autónoma de Nuevo Léon) y de la odontopediatra Yolanda Hernández-Molinar (Universidad Autónoma San Luís Potosí).
Según su investigación, publicada en el año 2016 por la revista Oral, cuando el hombre primitivo creó el fuego, por el año 3000 A.C., se sintió seguro, aprendió a conservarlo y a emplearlo para ablandar alimentos, usando principalmente el pescado para su dieta, lo que lo llevó a vivir un gran periodo de tiempo a lo largo de los ríos en Egipto y China.
Sin embargo, en Egipto y China, una considerable porción del alimento era trigo, maíz, cebada y arroz, con los cuales reemplazaron en su dieta a las raíces, semillas y pastos con los cuales el hombre se había alimentado por muchos años atrás,
Debido a este cambio en la alimentación, sus dientes y encías comenzaron a sufrir modificaciones: los molares que a sus antepasados les habían durado toda la vida, comenzaron a caer; las encías se les inflamaban y en muchas ocasiones, hasta se les hinchaba el rostro.
Según las investigadoras, esto significaba que la combinación y variedad de sus alimentos y la forma en que los preparaban (por lo general se colaba tierra y piedras a sus platillos) era la causante de dichas enfermedades dentales.
En el año de 2900 A.C. en la necrópolis de Saqqara, puntualmente en la pirámide escalonada de Zoser (Egipto), fue encontrada una mandíbula que muestra dos agujeros redondos del mismo diámetro y profundidad, los cuales presuntamente se taladraron para aliviar la presión del pus acumulado en un absceso dental.
Los egipcios sufrían de una gran variedad de enfermedades dentales y, al parecer, la extracción dentaria era la forma principal de aliviar este tipo de afecciones.
Precisamente en el año 1300 A.C. Aesculapius, médico griego, fue reconocido por muchos por realizar la extracción de los dientes enfermos.
Además, la investigación pudo rastrear que en el año 2700 A.C. los chinos ya utilizaban acupuntura para tratar el dolor asociado a la caries dental y no sería sorpresa que emplearan otros recursos también para tratar los dolores.
En el año 500 A.C., Hipócrates realizó escritos en los cuales hace referencias a los dientes, su formación y erupción, a las enfermedades de dientes y boca; y los métodos de tratamiento.
El médico griego creía que los problemas dentales provenían de alguna predisposición natural o una debilidad. Así pues, la extracción la consideraba sólo cuando una molar estaba floja pues la operación conllevaba mucho peligro.
Hacia el año 100 A.C. el escritor romano Celsus había escrito bastantes notas sobre enfermedades orales así como tratamientos dentales con medicamentos que contenían emolientes y astringentes.
El trabajo de las investigadoras mexicanas también señaló que la medicina practicada en la Mesopotamia, nombre por el cual se conoce a la zona de Oriente próximo (la región de Oriente más próxima al mediterráneo), era, en gran medida, de naturaleza religiosa y mágica.
En ese sentido, se solían usar algunas leyes para determinar el curso y origen de una enfermedad de los dientes: “si hace rechinar los dientes, la enfermedad durará largo tiempo”; “si hace rechinar los dientes continuamente, y su cara está fría, ha contraído la enfermedad de la diosa Istar”.
En el siglo XIX, precisamente en el 1816, Auguste Taveau desarrolló en París la primera amalgama dental, que estaba hecha de una combinación de monedas de plata trituradas mezcladas con mercurio
Posteriormente, fue James Robinson (1816 - 1862), un joven dentista de Londres, quien realizó en Inglaterra la primera extracción dentaria bajo éter como anestésico, extrayéndole una muela a una mujer joven.
En 1848 Waldo Hanchett patentó la silla odontológica, un gran logro pues solían atender a sus pacientes en un silla común.
Finalmente, cabe destacar que la primera mujer odontóloga de América fue Emeline Roberts, que en 1854, con 17 años, se casó con el Dr. Daniel Albion Jones, de Danielson, Connecticut. Al cabo de un año de ayudar a su marido en su consulta dental y estudiar sola por las noches las ciencias básicas.
En 1859 fue colega de su marido, y cuando éste murió en 1864, dejándola con hijos pequeños que mantener, Jones tomó las riendas del consultorio y practicó la odontología sola durante sesenta años.