Durante tres períodos consecutivos como concejal de nuestra ciudad, siempre he enfocado mi trabajo en dos ejes que, para mí, representan las grandes deudas pendientes y los desafíos que tenemos por delante: la situación ambiental y la brecha de desigualdad entre los barrios periféricos y el centro urbano. 

Por supuesto que estas dos realidades van de la mano, dado que la marginalidad acrecienta los problemas derivados de la contaminación, de la falta de servicios y, con ello, de las condiciones de seguridad y salubridad básicas para garantizar una calidad de vida digna. 

Uno de los grandes problemas de nuestra ciudad es su modelo de crecimiento expansivo sin planificación ni correlación en cuanto a servicios e infraestructura. Es decir, se ha producido una expulsión de hogares hacia las áreas que rodean a la ciudad que no cuentan con las herramientas esenciales para la subsistencia. 

Por ejemplo, el sistema de transporte público actual es altamente deficiente, contaminante y excluyente. ¿Por qué, en una ciudad que ha sido diseñada originalmente para facilitar la movilidad y la accesibilidad de las personas que la habitan y recorren, no podemos pensar en un sistema de movilidad urbana eficiente, sustentable y con llegada a todos los barrios? 

Esto implica replantear los recorridos de todas las líneas urbanas; sumar nuevos medios de transporte, como tranvía o trolebus, bicisendas y circuitos peatonales; e iniciar un proceso de descentralización de edificios públicos municipales y provinciales para evitar la concentración de vehículos y personas en unas pocas manzanas del casco urbano.

En cuanto al suministro de servicios básicos, no ha habido inversiones ni mantenimiento suficientes. Esto obliga a los vecinos a vivir en un estado de alerta permanente, padeciendo en muchos casos condiciones insalubres. En este tema, es fundamental tomar la iniciativa en la elaboración de planes integrales que den solución a los reclamos actuales y que prevean el mejoramiento y ampliación de los servicios en función de la construcción exponencial que experimentamos en los últimos tiempos. 

En el mismo sentido, debemos incorporar una gestión integral de Residuos Sólidos Urbanos que llegue a toda la región y que se ocupe de forma efectiva de la separación de residuos sólidos y húmedos, así como de colaborar en los procesos de reutilización, reciclado y tratamiento adecuado de cada tipo de desecho. 

En definitiva, tenemos que revisar la situación de cada uno de nuestros barrios y plantear de forma colectiva la necesidad de ir hacia un desarrollo sustentable e inclusivo. La planificación, la previsión y la elaboración de políticas públicas con mirada de triple impacto (ambiental, social y económico) son los pilares fundamentales para llevar a la práctica esta transformación.

A 139 años de su fundación recuperemos los principios que le dieron vida a la ciudad: la planificación urbana, la salud y el derecho a un hábitat digno. Sabemos que es un proyecto que llevará tiempo y requiere suma de voluntades, pero las futuras generaciones merecen que trabajemos para construir un futuro que nos incluya a todos.