

Durante su participación en el Congreso Argentino de Nutrición, el cual se llevó a cabo el pasado fin de semana, la Dra. Mónica Katz, médica especialista en nutrición, criticó el paradigma desde el cual se proponen políticas públicas para enfrentar el problema de obesidad en Argentina.
La médica subrayó que, desde 1997, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de obesidad como un problema global, sin embargo el Ministerio de Salud de la Nación nunca ha reconocido a la obesidad como una enfermedad y por ende no hay políticas públicas que intervengan para hacer frente a esta enfermedad. La especialista en nutrición alertó que 6 de cada 10 argentinos son obesos y que en los últimos años se registró un aumento del 25%.
Sobre la ley del etiquetado frontal Katz consideró que "se enfoca más a un paradigma de conductas racionales cuando lo que en realidad pasa con la alimentación es que se trata de un tema emocional".
Un estudio citado por Katz indicó que las emociones como el estrés, la tristeza, el cansancio o la ansiedad están directamente asociadas con la alimentación.
“No podemos seguir pensando que la gente come por hambre y deja de comer cuando tiene saciedad”, indicó la médica y señaló que “no es hambre vs no hambre, es la complejidad de la autorregulación de la ingesta humana. Entonces hay que capacitar a la sociedad en la autorregulación”.
Al respecto la Doctora en Ciencias Químicas de la Universidad de Buenos Aires, Susana Socolovsky, indicó que la ley de etiquetado Frontal pretende incorporar leyendas de advertencia para los edulcorantes no calóricos, sin embargo esta propuesta puede confundir a los padres de niños diabéticos ya que estos endulzantes están indicados para personas que viven con diabetes.
La Doctora explicó que los médicos diabetólogos permiten consumir a niños con diabetes gelatinas o bebidas sin azúcar porque son una opción segura para que puedan disfrutar de algo dulce.
Sobre este último punto, señaló que los edulcorantes no calóricos que se utilizan son seguros y están validados por autoridades internacionales, regionales y nacionales.
Asimismo, apuntó que diversos organismos internacionales han establecido que los edulcorantes no calóricos son seguros para todas las poblaciones, incluidos grupos especiales como ancianos, niños y mujeres embarazadas, dentro de los límites de sus respectivas ingestas diarias admitidas (IDA).
Además, señaló que la relación del COVID con la obesidad y diabetes volvió a poner de manifiesto la importancia de tener opciones de alimentos con sustitución de azúcar y para esto, los edulcorantes no calóricos son una herramienta clave.