

En 1984 16.000 personas perdieron la vida y 500.000 resultaron afectadas por un escape de gas tóxico en una planta para la producción de plaguicidas ubicada en India.
El producto fabricado por la compañía, y conocido con el nombre de metil isocianato, dejó secuelas permanentes a más de 100.000 personas en ese país y hoy la cifra estimada es de 25.000 muertes por esa terrible tragedia.
A raíz de este lamentable hecho, la Red de Acción en Plaguicidas y 400 organizaciones más, decidieron establecer el 3 de diciembre como el día internacional del no uso de plaguicidas para rendir un homenaje a todas las víctimas de este fatídico suceso.
Un relevamiento del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en 2019 encontró 80 agrotóxicos en frutas y verduras, de los cuales 49% son cancerígenos y 47% no se encuentran autorizados en la Unión Europea.
Al respecto, distintas organizaciones ambientalistas y distintas cátedras libres de soberanía alimentaria organizaron este viernes una campaña virtual en Twitter con el hashtag "Basta De Venenos". Los organizadores pidieron a quienes quieran sumarse que lo hagan entre las 9 y las 12 horas ya que es el horario de mayor difusión en dicha red.
Entre las consignas sugeridas por la organización están: "los agrotóxicos están en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, en los alimentos que comemos" y "nuestro cuerpo es nuestro territorio y lo queremos libre de agrotóxicos", entre otras.
Según denunciaron, desde 1996 en la Argentina "hay un modelo agroindustrial basado en cultivos transgénicos dependientes de agrotóxicos, entre los cuales el más usado es el glifosato".
"Numerosas denuncias de poblaciones afectadas y cientos de investigaciones científicas demostraron que los agrotóxicos son sustancias tóxicas y destruyen la biodiversidad. Producen cáncer, abortos, malformaciones y muchas otras enfermedades", agregaron.
"A 25 años de la expansión de un modelo agroindustrial basado en cultivos transgénicos dependientes de agrotóxicos, en la Argentina tenemos la tasa de aplicación por persona más alta del mundo. 12 litros por persona por año", resaltaron las organizaciones.
Finalmente, denunciaron que se detectó glifosato y otros agrotóxicos en la orina, sangre y leche materna, incluso en personas que viven en ciudades alejadas de los lugares de aplicación.
"En la fumigación se forman cristales de glifosato y vapores de agrotóxicos. Son transportados por el viento y se disuelven en la lluvia. Los agrotóxicos están en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, en los alimentos que comemos", añadieron.