

Este lunes el Tribunal Oral en lo Criminal 5 de La Plata condenó a reclusión perpetua al acusado por el femicidio de Emma Córdoba, la estudiante de Medicina que en 2017 fue atacada junto a una amiga en una vivienda de Punta Lara.
Ana Laura González, la sobreviviente del horror, se encontraba presente al momento del veredicto de los jueces Carmen Palacios Arias, Ezequiel Medrano y Andrés Vitali.
El femicida Ariel Osvaldo “Papu” Báez era vecino de Emma y estaba acusado del ataque hacia las dos amigas, que cuando fueron golpeadas se hicieron las desmayadas y, al creerlas muertas, el agresor prendió fuego la vivienda para borrar sus rastros. El juicio comenzó el pasado 3 de diciembre.
Báez fue condenado por los delitos de “violación de domicilio, privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el empleo de arma, abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de arma, tentativa de homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género, homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género, hurto y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.
En los alegatos, la fiscal Silvina Langone consideró que “corresponde un veredicto condenatorio con una pena de reclusión perpetua para Báez porque estamos en presencia de un homicidio que se genera en el marco de la violencia de género”.
Mientras que el abogado del padre de Emma y de González, Marcelo Peña y Jerónimo Guerrero Iraola, respectivamente, también pidieron perpetua para Báez y que sea “una sentencia reparatoria”.
Ana Laura González, quien se salvó de milagro, contaba en la previa al veredicto que “fue duro tener que revivir todo, volver a contar con lujo de detalles lo que pasó, pero con el objetivo claro de justicia era necesario”, y al declarar en el juicio pidió que retiraran de la sala a Báez, porque ella “no iba a declarar enfrente de él”.
La mujer sostuvo que “una cosa es contar lo que pasó para una nota periodística, donde los detalles me lo quedo yo; pero en el juicio había que contarlo todo”.
La joven debió repasar todos sus padecimientos cuando Báez, que vivía con su esposa y su bebé, irrumpió por la fuerza y armado con una pistola en la casa de Emma, en las calles 126 entre 5 y 7 de Punta Lara, desató un infierno. Emma trató de defenderse y lo atacó con una botella, ante lo cual el agresor comenzó a golpear a ambas con el arma de fuego y las llevó a la planta alta de la vivienda, donde las ató y vulneró su intimidad.
“Luego, bajó las escaleras y las hizo descender. Con el filo de una pala, golpeó a Emma hasta que perdió la vida. Después se apoderó de pertenencias de las víctimas y se fue. Las encerró con llave mientras la vivienda se estaba incendiando, pero Ana Laura logró salir y pedir auxilio”, describió la fiscal al momento de su alegato.
Langone señaló que en el debate quedó acreditado que Ana Laura tenía “quemaduras y lesiones punzantes en el torso y tórax”, mientras que Emma presentaba “lesiones, una herida cortante en el cuello, quemaduras y una hemorragia intercraneana, que causó su muerte por asfixia mecánica”.