

Un grupo de investigadores del Instituto Antártico Argentino (IAA), la Universidad de la Defensa (UnDef), la Facultad de la Armada (FadARA) y la Escuela de Oficiales de la Armada Argentina (ESOA), diseñó una plataforma robótica con cuatro ruedas de tracción controlada, equipada con cámaras, sensores, un brazo y paneles solares.
Ese robot está en viaje a la Antártida para realizar sus primeras pruebas operativas, entre las cuales está participar de las mediciones que cada año realiza Argentina en el glaciar Bahía del Diablo de la isla Vega, 60 kilómetros al norte de la Base Marambio.
La Base Marambio se encuentra ubicada en la isla del mismo nombre sobre el mar de Weddell al noreste de la península antártica y a 3.304 kilómetros de Buenos Aires; las temperaturas en el lugar llegan a los treinta grados bajo cero y los vientos a 120 kilómetros por hora, estos fuertes vientos, a su vez, son los que evitan una gran acumulación de nieve en la zona de su meseta.
El monitoreo argentino de glaciares en la península antártica alcanza entre otros al glaciar Gourdon de la isla James Ross, a unos 30 kilómetros de Marambio; la barrera de hielos Larsen; el glaciar cercano a la base Petrel en la isla Dundee, a 80 kilómetros al noreste de Marambio; y también los cercanos a la base Matienzo, a unos 180 kilómetros al sur de Marambio.
El "Robot de uso científico en el sector antártico", tal su nombre oficial, es un vehículo que cuenta con capacidad de tomar imágenes a través de dos cámaras integradas, una de las cuales posee una red neuronal que no solo le permite obtener imágenes en tiempo real sino también reconocer patrones a distancia ya que dispone de conexión y un sistema de control vía web.
Al contar con dos modos de navegación -autónomo y radio controlado- será útil tanto en la investigación glaciológica a distancia, lo que minimizará el impacto ambiental, así como para la exploración de sitios georreferenciados que el robot visita sin intervención humana.
El responsable del equipo de desarrollo del robot es Andrés García, ingeniero electrónico egresado de la Universidad Nacional del Sur y doctor en sistemas de control, que se desempeña como profesor de Control Aplicado a Artillería e Investigador de la ESOA, donde trabaja sobre el campo de la robótica móvil.
En diálogo con Télam, García explicó que el proyecto que conduce "surge de una convocatoria anterior de la UnDef en 2020, cuyo propósito era desarrollar herramientas para colaborar con la lucha contra la pandemia. Así, presentamos un robot que permitía monitorear a los pacientes internados, el cual terminó sirviendo de plataforma para este nuevo desarrollo".
"Cada robot -agregó el especialista- se diseña para cumplir con objetivos específicos y en este sentido fue uno de los integrantes de nuestro equipo, el capitán (Ricardo) Orué, quien nos vinculó con el glaciólogo Sebastián Marinsek, del IAA, quien nos planteó las capacidades que debía tener" el prototipo, recordó el investigador.
El robot antártico posee dos cámaras, una que puede grabar de forma diurna o nocturna, tanto imagen como audio, mientras se mueve el robot, y también posee movimiento independiente en amplias direcciones.
La segunda cámara, en tanto, está conectada a una red neuronal en desarrollo y a un software mediante el cual podría recibir datos para que la cámara haga búsquedas y, cuando detecte el objetivo cargado, lo filme y/o fotografíe.
El proyecto fue financiado por la UnDef, que invirtió medio millón de pesos, y trabajaron media docena de personas. El desarrollo de este prototipo tuvo lugar entre el 5 de mayo y el 20 de diciembre de este año, que es cuando el robot fue enviado a Buenos Aires para ser embarcado rumbo a la Antártida.
El investigador destacó que "en este proyecto el desarrollo fue completo de una punta a la otra, desde el corte del aluminio o la impresión 3D de algunos componentes hasta la programación que le permite operar" y se aprovechó el software de simulación para abaratar costos y acelerar los tiempos de construcción.
"Hasta donde yo sé, Argentina nunca antes había ensayado un robot de estas características en la Antártida, tengo registro de una experiencia similar de Chile en 2020 y una más ambiciosa que hizo China, después mientras me documentaba para este trabajo encontré experiencias de universidades estadounidenses o británicas pero en el Ártico", destacó el investigador.
Fuente: Télam