Resulta que “El Rusito” Oleksandr  Levchenko llegó cuando era niño a Mar del Plata junto a sus padres desde Kiev, pero fue criado por abuela , una vecina del barrio La Perla. A mediados del 2021, en plena pandemia, fue expulsado de la Argentina por una orden judicial. El joven que públicamente se declaró admirador de Adolf Hitler venía de recorrer los pasillos de diferentes  juzgados donde se tramitaban causas contra la discrimnación y delitos vinculados a la ideología del ahora "luchador de la libertad".

En resumen, Levchenkole había sido condenado a una pena de prisión de 9 años y 6 meses, pero en línea con el hábito nacional de consagrar la impunidad de quienes no son pobres de toda pobreza, obtuvo la opción de migrar a Ucrania y zafar la mitad de su condena tras los barrotes de Marcos Paz.

En ese marco la Dirección Nacional de Migraciones le sacó el permiso de permanencia en suelo argentino y la Justicia Federal autorizó la salida definitiva, en un proceso que se conoce técnicamente como “extrañamiento”.

Ese pedido  había sido planteado por el propio Levchenko, y un dictamen del Ministerio Público consideró que la extradición era "procedente".

Y por si fuera poco, el juez Roberto Falcone también dictó "la prohibición de reingreso al país con carácter permanente" para el joven hitleriano y admirador de los agentes de la ucraniana Organización Todt , que durante la segunda guerra fue responsable de los crímenes de miles de judíos.

Ahora forma parte de la Brigada Azov, que fue lanzada en 2014 en unión con la Guardia Nacional y para luchar contra las fuerzas prorrusas de Donbas .

El grupo tiene  un partido político formal que se llama "Cuerpo Nacional", pero también un grupo paramilitar, la "Milicia Nacional". Es dirigido por figuras neonazis como Andriy Biletsky, comandante de la brigada.

Para que quede más claro: el logo que usa Azov es la Wolfstangel, un símbolo que usaron las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Para poder tomar dimensión del odio racista y filonazi del ahora soldado ucraniano, basta con observar que integraba un grupo clandestino que llevaba su propio nombre,  la “Banda del Rusito”.

Azolaron a cientos de personas en Mar del Plata por su género, orientación sexual, nacionalidad, ideología o religión. 

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