

Por: Federico García
Gabriel Darrigran es experto universitario en archivística y documentación en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, con sede en Madrid, e investigador de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Darrigran vivió en España diez años y descubrió que en la ciudad de Salamanca había archivos epistolares platenses del siglo XIX, “correspondencia privada de los primeros vecinos”, le contó a Info Blanco Sobre Negro, y agregó que allí encontró cartas de la masonería.
Para cuando empezó la investigación, en el año 2015, el investigador y autor de “La ciudad de los geómetras” ya no vivía en España, sino en La Plata.
En base a ese primer trabajo de investigación en Salamanca, que luego se transformó en el libro anteriormente mencionado, Darrigran obtuvo acceso a un archivo privado de la masonería en la ciudad de Buenos Aires, y fue allí donde pudo hacer una historia general de los masones en La Plata que va más allá de la influencia que ejercieron a través de los símbolos que muestran los edificios de la época fundacional, sino más bien política.
“Al vivir y trabajar en España noté que acá la historia de La Plata no se profundizaba sino que se tomaba de forma muy superficial, en forma de mitos, misterios o rumores, basado en la tradición oral y no en los archivos. Eso fue lo que me llevó a realizar el libro”, resaltó el investigador en diálogo con este medio.
“Más allá de los símbolos en los edificios o la geometría sagrada, algo del new age de los años ´60 y ´70 pero no tanto de la época fundacional de la ciudad, los masones de aquella época más que usar a la geometría por algo sagrado o ideológico lo hacían para formar a los obreros, por ejemplo haciendo talleres de matemática y geometría”, detalló Darrigran, y añadió que “la matemática y la geometría en el siglo XIX eran como ahora la informática en la actualidad”.
“Fue política”, sentenció el autor de “La ciudad de los geómetras”. Vale destacar que cuando Dardo Rocha decide fundar La Plata lo hace con fines políticos porque quería ser Presidente de la Nación y comenzó a ejecutar las obras de emplazamiento de la ciudad para que lo conocieran en todo el país.
“Los masones se ofrecen para ayudarlo en su candidatura y ese apoyo se ve respondido con la designación de funcionarios masones en las primeras instituciones de la ciudad, como la comisión directiva de la Universidad Provincial de La Plata (1890), en la primera Municipalidad, en las primeras comisiones de ordenamiento de la ciudad”, detallo Darrigran.
“Tratan de integrar estas instituciones para tener más influencia en la ciudadanía, algo diferente a lo que se dice de que la ascendencia está en los símbolos de los edificios. Ahí no hay nada muy sofisticado, sino intentar meter un concejal que también pertenezca a la masonería, o un diputado en la Legislatura”, explicó el investigador durante la charla que mantuvo con Info Blanco Sobre Negro.
“Previo a llevar adelante proyectos específicos como la Universidad se encargaron de colocar diputados en la Legislatura, y luego venía el resto”, añadió.
“El higienismo es una corriente del siglo XIX venida de Europa e implementada primero en Estados Unidos, en las ciudades de Chicago y Washington. Era como una “moda” de ese momento. Si ibas a fundar una ciudad casi que tenía que ser con ese modelo. Se especula que si los masones estaban metidos iban a utilizar lo más moderno pero eso no está relacionado directamente”, aseguró Darrigran.
Darrigran afirmó sobre el arquitecto (que “pertenecía a la masonería”) que dejó en el plano de la ciudad símbolos de la misma, pero no por una cuestión esotérica ni misteriosa sino que (según el investigador platense) tuvo que ver más con motivos políticos.
En 1882, el mismo año que se fundó la ciudad, fue elegido Domingo Faustino Sarmiento como presidente de Masonería Argentina. Dardo Rocha, que quería ser Presidente pero no era bien visto por el padre de la educación en Argentina, buscó quedar bien con él que aunque estuviera jubilado todavía seguía siendo una figura importante de la época.
“Rocha no le caía bien a Sarmiento, y esos símbolos que dejó Benoit podrían estar pensados para que Rocha sea bien considerado por el ex mandatario”. Al sanjuanino no lo sólo le caía mal el gobernador bonaerense sino que también “lo horrorizaba el gasto innecesario de fundar una ciudad en el medio del campo".
"Y decía que había pueblos de sobra para fundar la capital de la provincia”, resaltó Darrigran. “Además, tampoco lo quería a Rocha porque sabía que detrás del proyecto platense estaba su candidatura presidencial”, agregó.
En ese contexto, en abril de 1882, Sarmiento fue nombrado presidente de la masonería y el mismo mes salió a la luz por primera vez el plano de La Plata, “del que se dice que las diagonales formarían símbolos masónicos”, destacó Darrigran.
“Es demasiada casualidad. Podría decirse que fue un gesto para hacer las paces. Sarmiento publicaba artículos en el diario El Nacional en contra de Dardo Rocha y del proyecto de La Plata, y esto de los planos fue un gesto para decir que estaban con él y ponían la ciudad a su disposición como una ofrenda de paz”, recalcó el investigador, y aseguró que no tiene pruebas pero a raíz de dicho suceso “Sarmiento cambió y empezó a halagar a La Plata, y de hecho en 1885 vino a visitarla y se llevó una muy buena impresión”.
Una de las revelaciones que encontró Darrigran fue que los masones no sólo fundaronn logias sino también la "asociación masónica bonaerense".
Esto último el investigador lo enmarca dentro de la disputa política que Dardo Rocha tenia con Capital Federal, motivo por el cual decidió fundar La Plara para alejarse de la órbita porteña.
En el mismo sentido, los masones platenses fundaron una asociación de la masonería bonaerense. A la par que Sarmiento fue presidente de la masonería nacional en 1882 los masones locales apoyaron a Dardo Rocha y armaron la Gran Logia Bonaerense, que fundó logias en al menos diez pueblos de la provincia de Buenos Aires.
“Si lo comparamos con el proyecto de Rocha para hacer una nueva ciudad para diferenciarse de los porteños, los masones querían diferenciarse de la masonería porteña, que era nacional, para hacer una bonaerense”, especificó Darrigran.
“Lo de Verne es un mito sin fundamentos, lo mismo que el relato oficial de que Dardo Rocha era masón. Que sea un 'masón friendly' no lo hacía masón, no hay pruebas”, respondió Darrigran.
“Lo mismo sobre la supuesta influencia de Julio Verne en la planificación de La Plata, relacionado con el higienismo que estaba de moda en Francia en esa época y que Verne usaba para ambientar sus novelas”, añadió el investigador.
“Es una exageración decir eso. Sí se puede hablar de una influencia masónica a través de las instituciones, como en la Justicia, donde pusieron muchos magistrados y otras autoridades”, manifestó el autor de “La ciudad de los geómetras”.
“Cuando se funda la ciudad de La Plata y se trae la Suprema Corte, su presidente en 1884 era el presidente de la masonería. Ahí está la influencia de los masones en la capital de la provincia”, detalló Darrigran.
En la Argentina de ese momento el único espacio político era el Partido Autonomista Nacional, donde estaban Julio Argentino Roca y Dardo Rocha, entre otros. Era un partido conservador y dentro suyo los más liberales eran los masones.
“Porque es más marketinero decir que la masonería colocó símbolos secretros en los edificios de la que decir que hacían lobby político en el momento de la fundación para implantar sus ideas”, respondió Darrigran, que en mayo será parte de un tour turístico por la ciudad donde explicará estos temas.
De todas formas, el investigador manifestó que “estas cosas no se sabían tanto” y de hecho señaló que varios masones actuales le comentaron que no estaban al tanto de lo que cuenta en el libro.
Por esto último, Darrigran sostuvo que “fue más por marketing del siglo XXI” y lo asemeja a la novela “El código Da Vinci” que narra una sociedad secreta que deja en la ciudad de Paris con símbolos ocultos para que se descubra un misterio, “la versión actual de los masones platenses es una versión local de eso”.