jueves 1 de mayo de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 24 mar

Nació en España, hace cincuenta años que cultiva de manera agroecológica y asegura que el tomate platense tiene "un sabor hermoso"

Entrevista a Azucena Riveiro


Por: Federico García

Azucena Riveiro vive en la localicad de Hernández, más precisamente en la zona de 26 y 512. Nació en España y antes de radicarse en La Plata vivió en Salta y Corrientes. Hace cincuenta años que se dedica a la producción de alimentos de manera agroecológica. Antes de vivir en su actual propiedad, estuvo treinta años en Olmos trabajando la tierra con productores italianos y portugueses.

El abuelo paterno de Azucena era polaco y siempre trabajó la tierra. “Nunca compramos ni un kilo de harina porque todo se producía en el campo. Siempre produjimos nuestro propio alimento y cada uno de mis hijos tiene su propia huerta”, señaló la productora en diálogo con Info Blanco Sobre Negro.

La principal producción de Azucena, que siempre consumió orgánico y es vegetariana, son los tomates pero también cosecha zapallos, morrones y berenjenas, entre otras verduras. Cerca suyo hay otros seis productores y productoras como ella que también cultivan la tierra. “El tomate es una planta muy fuerte, con mucho follaje y un tronco grueso. No se le caen las hojas. Tiene cuerpo”, aseguró Riveiro.

Sobre la forma de cultivo, la productora de Hernández afirmó que no le pone ninguna clase de químicos sino que utiliza purina y aromáticas.

“La purina se hace con plantas, orquídeas, tabaco, ajo, cebolla y sirve para que los bichos no coman las plantas. Además, por los costados de la plantación coloco lavandas, oréganos y caléndula porque como sus hojas son 'peludas' los bichos van ahí y quedan pegados”, especificó Azucena.

La productora de Hernández cultiva el tradicional tomate platense, que tiene la particularidad, según dice, de madurar “de adentro hacia afuera” y cuando llega a estar rojo en la parte externa está para comer aunque advirtió que no hay que dejarlo pasar mucho tiempo porque sino “se pasa”.

“Por eso en las verdulerías no les conviene. Sólo las parrillas o las pizzerías lo quieren porque lo necesitan fresco para el momento”, detalló Azucena.

La cosecha del tomate platense comienza durante los primeros días de agosto y se cosecha en noviembre. Previamente se preparan los almácigos.

Sobre las semillas, la vecina de Hernández afirmó que son propias y allí radica, para ella, la diferencia entre la variedad platense y los otros tomates que son híbridos, es decir que poseen una semilla modificada.

“El que no es platense no tiene nada de gusto, le tenes que poner aceite, vinagre y sal para dárselo, en cambio al de acá lo podes disfrutar sólo y tiene un sabor hermoso”, detalló Riveiro, y agregó que “todo lo que es híbrido tiene resistencia al tiempo de maduración y el proceso es más largo”. “La variedad platense tiene perfume a tomate y mucho jugo. Es una semilla 'original', no está modificada”, añadió Azucena.

Antes no había ninguna otra clase de tomate que no fuese el platense, señaló la productora y destacó que en Salta también se producía el tomate local. “Venían a buscar la semilla acá”.

“El híbrido es el de la verdulería, que es más duro y madura primero por afuera pero adentro está verde. Eso es por la calidad del tomate”, detalló Azucena, y sostuvo que a los comercios les resulta más conveniente porque el híbrido dura más, “el platense una vez que se puso rojo arriba hay que comerlo rápico porque sino se pasa”.

Por otro lado, la productora aseguró que el tomate platense tiene mucha resina a diferencia del híbrido que casi no tiene. “El olor a tomate platense te invade”, afirmó.

Con respecto a la producción de este año, la productora señaló que la sequía y el calor perjudicaron la plantación. No obstante, sostuvo que en su caso no varió el precio y lo vende a 200 pesos el kilo "pero el híbrido sí incrementó su valor y llegó a costar 500 pesos el kilo en la verdulería”.

“Si alguién lo quiere bien maduro para salsa está a cien pesos”, indicó la productora y aseguró que a ella la salsa le ha llegado a durar “cuatro años”. Sobre la comercialización, Azucena aclaró que además de cultivar para consumo propio sólo vende para amigos y conocidos.

“Muchos productores utilizan lo producido para hacer la conserva de un año y no tener que ir al supermercado. También lo venden a conocidos o cuando van a las ferias”, añadió la vecina de Hernández.

 

Soberanía Alimentaria

 

Por último, Azucena Riveiro se refirió a la soberanía alimentaria y resaltó que “en otros países se hace y cada uno produce su propia comida, tiene vacas lecheras, cría conejos y gallinas para su propio sustento”.

“En Argentina no estamos educados para eso porque tenemos mucha comida. Yo hice una licenciatura en semillas en México y se hablaba mucho de soberanía alimentaria, lo mismo en Cuba. Acá tenemos todo pero en otros páises no y por eso ejercen la soberanía alimentaria, para rebuscárselas y llevar el plato a la mesa”, detalló Azucena.

“Tenemos abundancia en todo y no lo sabemos aprovechar. Acá tiras yerba y te nace un cultivo pero somos cómodos y no queremos producir nuestro propio alimento. Estamos mal acostumbrados a que nos den”, concluyó la productora de Hernández.

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