

Los trabajadores de una planta de Amazon en Nueva York le ganaron una dura pulseada al gigante tecnológico Amazon y, tras meses de lucha, lograron este viernes crear el primer sindicato en EE.UU. de la compañía.
La empresa intentó por todos los medios frustrar cualquier iniciativa de organización sindical, una estrategia que le venía resultando exitosa pero ahora quedó hecha trizas. .
La noticia dio cuenta de lo ocurrido en la planta JFK8, en el distrito de Staten Island, cuyos trabajadores celebraron al grito de “Sí, se puede” la victoria en las urnas.
“Hemos trabajado, nos hemos divertido y hemos hecho historia. Doy la bienvenida al primer sindicato de Amazon en Estados Unidos”, escribió el líder sindical Christian Smalls, en su cuenta de Twitter, minutos antes de descorchar una botella de champán junto a trabajadores de las instalaciones, donde trabajan unas 6 mil personas.
La agencia AFP señaló que en total unos 2.654 empleados se manifestaron a favor de organizarse gremilmente, frente a los 2.131 que se mostraron en contra en la votación, cuyos resultados tendrán que ser confirmados por la Junta Nacional de Relaciones Laborales.
“Es oficial, el Sindicato Laboral de Amazon (ALU, según sus siglas en inglés) es el primer sindicato de Amazon en la historia de EE. UU. ¡El poder para el pueblo!”, escribía el sindicato en su página oficial.
Amazon es la segunda mayor empleadora de Estados Unidos, solo por detrás de la cadena de supermercados Walmart, y desde el inicio de la pandemia mejoró tanto su nivel de actividad como sus beneficios, y contrató a decenas de miles de nuevos trabajadores.
En 2020 la pandemia reactivó en Estados Unidos el malestar de trabajadores de Amazon y de otras grandes compañías del país, como la cadena de cafeterías Starbucks, que denunciaron que sus empleadores no tomaron las medidas necesarias para protegerlos del covid-19.
El pasado diciembre, un pequeño grupo de empleados de una cafetería del gigante restaurador votó en la ciudad neoyorquina de Búfalo a favor de crear el primer sindicato de la cadena. Desde entonces, más de un centenar de cafeterías de Starbucks han seguido los pasos de Búfalo y presentaron pedidos para intentar sindicalizarse.
Pero la empresa alegó que había sido expulsado por saltarse los protocolos de seguridad al hacerse presente en las instalaciones a pesar de que se la había pedido que se pusiera en cuarentena tras haber estado expuesto al coronavirus.
La compañía fundada por el mutimillonario Jeff Bezos realizó ingentes esfuerzos para evitar que sus trabajadores se unieran para negociar un convenio colectivo. Tras lo courrido será ese el siguiente paso en el marco de este conflicto, y tendrá lugar una vez que se conforme oficialmente el sindicato.
Durante años, los directivos de Amazon habían logrado frenar cualquier intento de sindicalización mediante presiones, acoso y campañas informativas (o desinformativas, según cómo se mire al tema).
La intención de la multinacional es poner a los empleados en contra de la sindicalización, y con ese fin lanzó una campaña para oinstalar la idea de que el sindicato es “un grupo externo” que representa incluso “a quienes no votan” a favor.
Además, una vez consagrada la conquista, Amazon acusó al sindicato fundado por Smalls de no tener "experiencia” así como que “nunca ha negociado un convenio sindical” y que “nunca ha administrado los millones de dólares que recibirá de los sueldos” de los empleados de la compañía.
Al igual que otras grandes compañías contrarias a cualquier tipo de organización sindical, Amazon ha hecho hincapié en que, supuestamente, es mejor mantener una comunicación directa entre la empresa y el trabajador que a través de terceras partes.
Paralelamente a los esfuerzos emprendidos por los empleados neoyorquinos, los trabajadores de un almacén de Amazon en Bessemer (Alabama) votaron esta semana, por segundo año consecutivo, para formar un sindicato.
La Junta Nacional de Relaciones Laborales de EE.UU. informó que 993 de los votos emitidos fueron en contra de crear el sindicato y únicamente 875 fueron a favor. Sin embargo, todavía hay 416 papeletas cuya validez ha sido cuestionada o por la empresa o por los promotores sindicales, de manera que la autoridad laboral estadounidense deberá celebrar una audiencia para decidir si procede o no a contarlas.
El año pasado los empleados del almacén de Bessemer, ubicado a las afueras de Birmingham, también organizaron un proceso similar en el que también ganó el rechazo al sindicato, pero luego el resultado fue anulado por las autoridades debido a las irregularidades cometidas por la empresa.