

Mediante la Resolución 58/2022 publicada el lunes pasado en el Boletín Oficial, la Secretaría de Gestión y Empleo Público de la Jefatura de Gabinete estableció que "antes del 1º de mayo de 2022 cada jurisdicción, organismo y entidad de la administración pública nacional (...) deberá disponer el retorno a la modalidad de prestación de servicios que era habitual en forma previa a la vigencia del Decreto Nº 260 de fecha 12 de marzo de 2020 y sus modificatorios".
Incluso, la secretaria de Gestión y Empleo Público, Ana Gabriela Castellani, brindó declaraciones que parecen de hace dos años: "Los cuidados en esta nueva etapa se establecen con ventilación simple y no cruzada, con uso de barbijo y con eliminación de la obligatoriedad de dejar dos metros de distancia entre los puestos de trabajo. Así que ya estamos en condiciones de hacer una vuelta a la presencialidad completa en todos los edificios", dijo a Télam Radio.
Además expresó que "va a ser necesario" evaluar en paritarias con los gremios las "posibilidades y las nuevas modalidades de trabajo".
Castellani no explicó por qué tardaron tanto tiempo en avanzar con esas medidas, habida cuenta de que hasta las clases ya se dictan sin el uso de barbijos, y los empleados del sector privado retornaron a sus puestos de trabajo hace muchos meses.
Es más extraño e injustificable lo que declaró después la funcionaria, que parace cogestionar con algunas asociaciones gremiales del sector.
"Nosotros ya tenemos propuestas. Sabemos que los sindicatos también tienen las suyas, y en la paritaria que se inicia en el mes de mayo seguramente estaremos trabajando alguna de estas cuestiones para ver cuál es el futuro del trabajo en la administración pública", confesó.
Además, el Poder Ejecutivo dispuso que las oficinas responsables de Recursos Humanos "deberán solicitar a los trabajadores el Certificado de Vacunación".
Pero quienes hayan elegido no vacunarse "recibirán asesoramiento del Departamento de Sanidad, o su equivalente" en cada organismo, para "obtener información sobre las ventajas y posibles desventajas de la vacunación en su caso puntual".
Las horas interminables de debate sobre el pasaporte sanitario parecen haber sido fuegos de artificio, como se puede observar en estas medidas que relativizan la necesariedad de estar inmunizado con tres dosis.
Llama la atención que el Estado, como confesó la funcionaria, apenas "asesore" a los trabajadores que no quieren recibir la vacuna.