jueves 7 de agosto de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 1 nov 2022

El Arzobispo de La Plata y el Ministro de Justicia bonaerense recorrieron la fábrica de la Unidad 1 de Olmos, donde 450 internos realizarán distintos trabajos

Víctor Fernández destacó que "no se trata de talleres pequeños y precarios, sino de auténticas fábricas, con producción de calidad".


Este martes, el Arzobispo de La Plata, Víctor "Tucho" Fernández, y el Ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, Julio Alak, visitaron la fábrica ubicada en la Unidad 1 de Olmos, donde trabajarán 450 internas e internos capacitados en carpintería y técnica textil.

Se trata de una de las cuatro instalaciones de este tipo que están ubicadas en establecimientos carcelarios de la provincia de Buenos Aires, tales como la 32 de Florencio Varela, la 47 de San Martín y la 8 de Mujeres de Los Hornos.  Entre los cuatro polos suman más de 4.200 metros cuadrados.

Durante el recorrido, el Arzobispo destacó que "no se trata de talleres pequeños y precarios, sino de auténticas fábricas, con producción de calidad, apta para su comercialización en los circuitos de venta al público y para proveer las necesidades de otros planes nacionales, como la fabricación de cunas para familias vulnerables y el plan de los 1000 días".

En el armado de las fábricas intervinieron el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica y la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia, que diseñaron la línea productiva y certificaron los procesos de elaboración y el control de calidad final.

Por último, Fernández remarcó "la inmensa dignidad que tiene cada privado de libertad por el hecho de ser humano" y destacó que "la dignidad humana no se pierde por los errores cometidos".

"Por eso mismo, ellos tienen derecho a la posibilidad de trabajar, de desarrollar sus capacidades y ofrecerle algo a este mundo. Dios, que ama infinitamente a cada ser humano, espera que cada uno de sus hijos crezca, se desarrolle, se levante de sus caídas y se sienta fecundo en la sociedad. Por eso, el trabajo de los presos se convierte en una alabanza a Dios”, concluyó el Arzobispo.

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