

Ayer se llevó a cabo la segunda jornada del juicio por el presunto femicidio de la docente María Luján Alva, que tuvo lugar en 2019 en Villa Elvira, ubicada en el sur del partido de La Plata.
Como informamos en este medio, a Luis Alberto Villa se lo acusa de matar a golpes y ahorcar a su esposa, a quien apodaban "Luki", en la vivienda que compartían.
El hombre alegó que la halló colgada de una soga y sin vida en el fondo de su casa. Todas las pericias, sumadas al testimonio de familiares y amigos, contradicen esa versión y apuntan contra Villa.
Tras la segunda jornada del juicio, cuyo veredicto será dictado por un jurado popular, Info Blanco sobre Negro dialogó con Gladis Alva, hermana de María Luján.
La entrevistada relató detalles hasta ahora desconocidos sobre el acusado, que fueron expuestos en detalle por los testigos durante el juicio, y que sumados a los testimonios de los peritos dejan a Villa al borde una condena segura.
"En primer lugar, uno de los declarantes contó que en el barrio donde vivía mi hermana junto a su exmarido, nadie conocía el rostro de ella. Estaba cautiva en la casa, había sido privada de su llave de ingreso, y separada de todas sus amistades, incluso de sus familiares", contó.
"El acusado la trasladaba a la escuela donde daba clases, la acompañaba hasta la puerta de ingreso, y la esperaba en el mismo lugar todos los días, e incluso si por alguna razón se suspendía la jornada escolar, ella debía por orden de él permanecer en el interior del colegio hasta que la pasara a buscar", agregó.
El dato no surge de una opinión de alguien allegado a "Luki", sino de sus propias compañeras de trabajo. Y dan cuenta de los feroces ataques de celo del presunto femicida que no dejaba que la mujer tuviera contacto con nadie.
Pero él sí era conocido en el barrio donde vivían. Uno de los testigos hoy contó que el presunto femicida tenía dos teléfonos: "Uno para tener bien controlada a su esposa y hablar con alguna persona ocasionalmente, y el otro para gatear (sic)", aseguró la persona que declaró. Al parecer ese otro aparato le permitía llevar una doble vida, arreglar citas con mujeres e intentar hacer algún match en Tinder, entre otras cosas.
Eso sí, no lo usaba para dialogar con amigos, simplemente porque no los tenía. "Es muy raro que un hombre no tenga ni siquiera una persona de confianza", reflexionó la entrevistada en el diálogo con este portal.
Es obvio que Villa había montado un cerco en torno a su esposa, que vivía aislada hasta de sus familiares, tanto que comenzó a dejar de verlos, a ausentarse de sus cumpleaños y de todas las reuniones sociales.
En tanto, su marido circulaba por la zona donde vivían intentando seducir a alguna mujer. Una de ellas lo declaró ante los funcionarios judiciales y el jurado popular este miércoles. También señaló que la vida, el rostro y cualquier otro detalle sobre Luki le era desconocido porque el acusado no la nombraba, desmentía estar casado y actuaba como una suerte de bon vivant.
En el juicio también se descubrió que Villa, además de tener dos hijos anteriores a su última pareja, tiene otro que es el fruto de una relación paralela con una mujer que vive en la costa atlántica.
Es decir, además de cancelar la libertad de su cónyuge y someterla a vejámenes, la engañaba con otra mujer que "funcionaba" como una esposa, y cuidaba a un hijo no reconocido de él.
Para este jueves se espera una jornada muy dura para la familia de Luki, ya que se conocerán en detalle las pericias médicas.
Ayer la psicóloga de la docente ya hizo lo suyo, y con contundencia. "María del Luján no tenía ningún síntoma ni fantasía suicida, y era víctima de distintos tipos de violencia", aseguró durante su declaración.