sábado 3 de mayo de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 28 abr

Primero de Mayo

Vivían en casas prefabricadas y eran mayoritariamente italianos: postales sobre la vida de los trabajadores que construyeron La Plata

En sus primeros años el desarrollo de la ciudad fue vertiginoso. “Me voy para La Plata, la nueva capital, donde se gana mucho con poco trabajar", decía una copla popular. En el día de los trabajadores recordamos a quienes hicieron la Ciudad con su sudor y su denodado esfuerzo.


Lomas de Ensenada. Principios de la década del '80 del siglo XIX. El entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires Dardo Rocha recorría los campos a caballo para hablar con los chacareros y comentarles que necesitaba que dejaran sus tierras porque allí se construiría la nueva capital bonaerense: La Plata. 

Fundada el 19 de noviembre de 1882, la nueva ciudad requirió de miles de hombres, en su mayoría italianos, para la construcción de los primeros edificios públicos y casas.  

Como recordó el investigador Roberto Abrodos en diálogo con Info Blanco Sobre Negro, "los primeros fundadores de La Plata se establecieron en Tolosa, en el Hotel Ginebra".

Los edificios públicos de la nueva capital fueron realizados por constructores extranjeros a partir de un concurso internacional. Además, Dardo Rocha mandó un contratista a Italia que trajo mucha mano obra del país europeo, a quienes se les dieron casas prefabricadas y que, con los años, se fueron asentando sobre la avenida 51.

En aquella época había muchas casas de comida con denominación italiana, como el restaurante Roma, y los primeros diarios estaban escritos en italiano. La costumbre era que primero venía el hombre y luego el resto de la familia. Los obreros también vinieron de Francia, España y Alemania.

Además, Abrodos recordó que en julio de 1887 fue fundado el Club Gimnasia y Esgrima, "el iniciador de los deportes en la ciudad" y agregó que "el primer partido de fútbol se jugó en la plaza de juegos atléticos, donde hoy está el Colegio Nacional".

"Se enfrentaron azules y colorados. Había mucha gente y los jugadores tenían cierto pudor porque se les veían las piernas y había mujeres mirando", mencionó.

A partir de la iniciativa de un grupo de dirigentes de Gimnasia, tiempo después se fundaría Estudiantes, cuyo primer presidente fue el Coronel Gutierrez, un militar que había sido el presidente del Lobo.

De acuerdo a lo narrado por el investigador Fernando Barba en su libro "La Plata en sus primeros años de vida" (1998), el desarrollo de la ciudad fue durante sus primeros años vertiginoso.

Había trabajo y dinero, así al menos lo decía la copla popular: “Me voy para La Plata, la nueva capital, donde se gana mucho con poco trabajar".

Por las calles, mal pavimentadas todavía, circulaban cientos de carruajes, coches de alquiler y pesadas carretas de bueyes que traían los materiales del puerto o de la estación. Más tarde, se establecieron el primer servicio de teléfonos, el gas y los tranvías.

Según Barba, cada mes se sumaban mil habitantes nuevos y cada año se construían en ella dos mil casas.

El gobierno, por su parte, aceleraba la construcción de los edificios públicos y le dio impulso a dos grandes obras,  con las cuales se esperaba asegurar el porvenir económico e industrial de la ciudad.

Una de estas fue el puerto, que en pocos meses construyó el holandés Waldorp,  canalizando y desecando los bañados de la Isla Santiago. Y en segundo lugar fueron construidos los talleres ferroviarios de Tolosa.

Junto a ellos se levantó, por iniciativa privada, el primer barrio obrero del país: las famosas mil casas que luego quedaron durante muchos años abandonadas y ahora lucen en el barrio de Tolosa..

En 1885, al finalizar el período gubernamental del fundador, la obra de construcción de La Plata estaba casi concluida.

En la vida social de la nueva capital aparecieron magníficos coches ingleses, se abrieron en pocos meses dos nuevos teatros, se construyeron grandes casas señoriales y se trajeron mobiliarios suntuosos, alfombras, tapices y vajillas.

La máxima expresión de aquel movimiento hacia el lujo fue el palacio del gobernador Carlos D ’Amico, en la esquina de las calles 14 y 53, edificio que aún se conserva y que fuera proyectado por el arquitecto Rocchi.

Además, se abrió el primer colegio de estudios secundarios, se inauguró el Museo más importante de América y uno de los mejores observatorios astronómicos de la época. 

25 de septiembre de 1882

Casi dos meses antes de la fundación de la ciudad, Dardo Rocha aprobaba el trazado de quintas y chacras para el Partido de La Plata, a la vez que disponía el precio y forma de venta de las mismas. Las quintas tenían entre 2 y 6 manzanas. Las chacras, entre 7 y 18.

El 30 de octubre se resolvió otorgar un subsidio de 2000 pesos a quienes quisieran dedicarse a la fabricación de ladrillos. Para 1883, la Sección Hornos concentraba 83 de los 85 hornos del partido de La Plata, según detalla el sitio loshornoslp.com.

Según algunos historiadores, para 1883, la Sección Hornos habría alcanzado los 2.000 pobladores.

Sus 83 fábricas de ladrillos habrían empleado un promedio de 50 obreros cada una.

Pero las primeras cifras oficiales son las del censo de 1884: 1.017 habitantes, 922 de ellos varones y 95 mujeres.

Por otro lado, el 15 de junio de 1884 se procedió al remate -sin base- de 500 lotes de terrenos en Los Hornos, a seis años de plazo, con interés bancario. Fue el inicio de una población obrera transitoria que se nuclea en torno de la zona. Tanto es así que los primeros censos municipales no registraban a los obreros que por entonces construían el Puerto de La Plata.

Un nuevo censo, en octubre de 1885, arrojó para Los Hornos la cifra de 2.048 habitantes: un crecimiento del 101% en 20 meses.

La proporción entre los sexos se mantenía similar debido a la constante inmigración obrera. Pero ya empezaba a notarse una diversificación de actividades sensiblemente mayor que otras zonas de la ciudad naciente.

De acuerdo a datos de la época, había 41 comercios, siete panaderos, un farmacéutico, tres maestros, dos peluqueros, un sastre y una planchadora, lo que demuestra que la zona iba adquiriendo el carácter de asentamiento urbano.

 

 

 

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