domingo 3 de agosto de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 17 ago 2023

Kirchneristas, garristas, izquierdistas y libertarios aprovecharon el temporal para hacer campaña y atacar a sus rivales

Incluso "La Plata" fue tendencia en Twitter durante toda la jornada, con posteos de distinto tenor que apuntaban, según quién fuera el usuario, en diferentes direcciones.


Por: Nicolás Harispe

Que el temporal en La Plata desnudó todo lo que falta por hacer en materia de infraestructura es verdad.

 

 

 

 

Que hubo obras que se hicieron, también.

 

 

 

 

 

 

 

Que cada vez que hay un temporal de esa magnitud, hay agua que deriva de municipios vecinos, también.

 

 

 

 

Que las comunas de Ensenada y Berisso suelen hacer pocas mejoras en los cursos de agua que desembocan en la costa, y que por ello se genera un embudo o cuello de botella mayor en las desembocaduras, también.

Que llovió como pocas veces desde que hay registros oficiales, también es cierto.

 

 

 

 

Es verdad, además, que la crisis económica nacional, con altos niveles de inflación, dificulta el desarrollo de nuevos trabajos para mitigar el impacto de las tormentas.

 

 

 

 

 

 

 

Y nadie puede dudar que inundaciones, esta vez, la anterior y la anterior, hubo en todo el conurbano bonaerense y en el resto de la Región La Plata. 

 

 

 

 

 

 

 

No obstante hay que reconocer que las administraciones que gobernaron La Plata y la provincia de Buenos Aires durante la última década (y unos años antes también) son corresponsables del desastre que dejó la tormenta. Esto no empezó el 2 de abril de 2013, todos lo saben.

 

 

 

 

Pero el grueso del kirchnerismo cuando desbordan los cursos de agua en La Plata instintivamente dispara con artillería pesada contra Julio Garro.

 

 

 

 

En cambio, si el distrito en foco es Berazategui o Quilmes, la oposición ataca a la gestión de ese distrito. Y en ambos casos, desde la oposición a Axel Kicillof suelen lanzar algún disparo hacia el Gobernador para que, de paso, pague algún costo político también. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por otra parte, se puede observar que los usuarios de izquierda castigan a ambas partes, oficialismo y oposición, por partes iguales.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y se se trata de algún libertario, las inundaciones son por culpa de "la casta política", y aprovechan para, de paso, manguear algún voto por Javier Milei. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Todo recuerda a las últimas horas del 1 de abril de 2013, cuando muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires, en horas de la noche, habían desbordado de agua. En esos minuntos tuiteros peronistas de todas las geografías destruyeron a Mauricio Macri "por la falta de obras". 

Al día siguiente, sólo pocas horas después,  el foco se centraba en La Plata, en el tweet de Pablo Bruera que decía estar trabajando cuando vacacionaba en Brasil, y en la dolorosa cifra de muertes que hubo durante aquel día fatídico. 

Raspar al rival, horadarlo, acusarlo y mancharlo son parte del discurso político de esta etapa, al parecer.

Para peor, todo ocurre en un país en el que ya nadie tiene demasiadas ganas de escuchar, de reflexionar y hacer alguna que otra autocrítica.

En ese aspecto de la vida social y política, quizá, haya que buscar muchos de los problemas actuales de esta desteñida democracia.

Como resultado, cuando baja el agua, sale el sol, y en los barrios más pobres comienza el desafío diario de sobrevivir, el problema central (cómo resolver el drama de las inundaciones que se repiten, en diferentes escales, una y otra vez) queda en un plano apenas imperceptible.

Todo seguirá igual hasta el próximo temporal. Y se repetirá el mismo ciclo.

Son síntomas que quizá ayuden a comprender mejor el tan mentado "fenómeno Milei", un emergente que se nutre del hastío por la indisimulable hipocresía y el discurso de ocasión de gran parte de la dirigencia profesionalizada de la partidocracia tradicional

 

 

 

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