

El juez de Garantías de La Plata Federico Atencio rechazó el pedido de eximición de prisión de los 48 empleados fantasma de la Legislatura bonaerense en la causa que tiene como principal involucrado al militante peronista Julio “Chocolate” Rigau. De esta forma, los dueños de los plásticos quedaron a un paso de un eventual arresto.
La presentación la había hecho la Defensoría oficial y abarcaba a los dueños de las tarjetas de débito a los que Rigau, actualmente detenido, les cobraba el sueldo. La fiscal de la causa, Betina Lacki, se opuso a dicho planteo.
El juez tomó la misma medida con el concejal de La Plata por el Frente Renovador, Facundo Albini, que fue director de Control y Gestión de Secretaría Administrativa en la Cámara de Diputados bonaerense.
Con el pedido, la Defensoría oficial había buscado anticiparse a una medida de Atencio de una imputación por “la posible comisión de un delito por el cual procedería su detención”.
Según TN, la resolución del juez planteó que “la extensión del daño causado y las características de la conducta aquí investigada, resultan pautas significativas para vislumbrar que, de recaer sentencia condenatoria, habrá de ser de cumplimiento efectivo”.
"Me explico, la cantidad de hechos perpetrados, el alto monto dinerario defraudado al erario público - suma que hasta el momento asciende a los ochocientos millones de pesos-; la duración en el tiempo; la actividad desplegada por los imputados, en tanto facilitó la comisión actos de corrupción en el ejercicio de la función pública; la posibilidad cierta de influenciar entre coimputados - teniendo en cuenta el vínculo personal habido entre algunos de ellos y; la pena en expectativa, en razón de la suma aritmética del máximo de la pena de los delitos investigados, así me permiten concluir”, agregó Atencio.
Vale recordar que entre quienes declararon ante la Justicia hay una decena de testigos que figuran como empleados de la Legislatura provincial, que dijeron que conocen a Rigau “desde hace muchos años”, además de afirmar que el detenido tenía las tarjetas de débito en su poder porque “es de confianza”.