El 2 de febrero pasado, a raíz de los numerosos brotes reportados, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) declaró la alerta epidemiológica por la Fiebre del Oropouche, una zoonosis transmitida a los humanos por los jejenes y especialmente riesgosa para mujeres embarazadas.

Se trata de una enfermedad viral, aislada en 1955 a partir de trabajadores rurales del poblado de Vega del Oropouche, en Trinidad y Tobago, recibiendo de ahí su nombre.

Desde entonces, distintos países de América (Brasil, Perú, Colombia, Guayana Francesa, Ecuador, Argentina, Bolivia, Trinidad y Panamá) reportaron brotes aislados, algunos de gran escala, pero sin mayores consecuencias sanitarias ni víctimas fatales.  

No obstante, en 2023 un estudio estimó que entre 2 y 5 millones de personas podrían estar en riesgo de exposición a la Fiebre del Oropouche en Sudamérica. 

La zona más candente actualmente es la Amazonia, siendo Brasil el país más afectado, donde el Ministerio de Salud informó 7200 casos confirmados hasta julio de este año.

Hasta la fecha, la Fiebre no se consideraba una enfermedad fatal, sin embargo el Ministerio de Salud de Brasil confirmó a fines de julio la muerte de dos mujeres menores de 30 años, sin comorbilidades previas.

Además, el reporte reciente de varios abortos espontáneos ocurridos en mujeres que contrajeron la enfermedad indicarían una posible transmisión madre-hijo a través de la placenta, provocando malformaciones o muerte fetal. Por este motivo, la OPS publicó recomendaciones para la detección y vigilancia de estos posibles eventos. 

Según el Catálogo de Jejenes de Argentina realizado por la Universidad Nacional de La Plata, el vector de la enfermedad ha sido identificado en Misiones, Corrientes, Salta, Jujuy, Tucumán, Mendoza y Córdoba.

Vale destacar que la enfermedad tiene inicio súbito, pero no presenta un sello muy distintivo en cuanto a síntomas: fiebre, dolor de cabeza, dolores de músculos y articulaciones y a veces fotofobia. Tiene un período de incubación de 4 a 8 días y luego de 5 a 7 días sobreviene la recuperación, aunque casi 6 de cada 10 personas experimentan recaídas haciendo que la recuperación total lleve algunas semanas. 

Fuente: UNLP Investiga