

El próximo sábado 8 de febrero, entre las 10 y las 20 horas, tendrá lugar en la Estación Experimental Gorina, ubicada en 501 y 148 de La Plata, una nueva edición de la Fiesta del Tomate Platense.
Durante el evento los visitantes podrán disfrutar de diferentes puestos, bandas en vivo, foodtrucks, charlas sobre huerta, cocina en vivo y la Feria de Mercados Bonaerenses.
La fiesta es el momento de mayor difusión y comercialización del tomate platense en la región. Los productores venden la cosecha de la temporada con la que además elaboran salsas, dulces, alfajores y hasta cerveza.
En el evento confluyen organismos públicos como las facultades de la UNLP y el INTA, con organizaciones de productores, medios comunitarios, cocineros, emprendimientos gastronómicos y consumidores.
Historia del Tomate Platense
Reconoce un origen incierto en cultivares introducidos desde Francia o Italia a partir de 1930. La hipótesis más fidedigna sostiene que procede del cultivar francés introducido en Argentina con el nombre de “Perdigreon” (Folquer, 1979).
Pero en los ´80 llegaron las semillas híbridas de un tomate que tenía, además, un nombre seductor para productores y consumidores: “larga vida”. La durabilidad, ciclo productivo, dureza y forma de la nueva hortaliza fueron vistas como ventajas y desplazaron a la local, aunque en el camino se perdiera lo más importante: su sabor.
Luego, en los ´90, llegó el invernáculo y junto al paquete tecnológico de fertilizantes y agrotóxicos que permitía tener tomate asegurado todo el año, terminó de migrar la oferta por ser más rentable para todas las partes de la cadena de valor.
No obstante, su rescate se dio a partir de la iniciativa de Juan José Garat, docente del curso de Extensión Rural de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLP, que identificó que el Tomate Platense estaba desapareciendo, desplazado por el tomate conocido como “larga vida”, que proveía mayor duración del fruto pero menos sabor.
A partir de allí el investigador comenzó un trabajo de relevamiento por el Cordón Hortícola Platense (CHP) para dar con las semillas de las poblaciones que aún eran cultivadas por agricultores locales, y fue el inicio de una cooperación con productores hortícolas que acompañaron la producción y revalorización de este tomate.