viernes 07 de febrero de 2025 - Edición Nº -2256

Información General | 26 ene 2025

Un "sátiro" y un rumor

Se derrumba el mito fálico de La Plata más potente de los años 80 : nunca estuvo en exhibición el pene de Melenique

Lo confirmó Info Blanco Sobre Negro en el Museo Policial de La Plata, donde supuestamente se exhibió el miembro genital del violador más nombrado en la capital bonaerense años atrás. Antes de que se hicieran masivas las cámaras digitales y los teléfonos celulares, su nombre resonaba , insólitamente, gracias a un rumor que nadie pudo demostrar.


Por: Nicolás Harispe

Con motivo de la realización de la última edición de "Museos a la luz de luna", que tuvo lugar el último sábado 16 de noviembre del año pasado, Info Blanco Sobre Negro recorrió algunos sitios históricos de La Plata que durante esa jornada recibieron miles de visitas. 

Uno de ellos fue el Museo Policial, ubicado en calle 54 N° 393 entre 2 y 3. Allí se congregaron vecinos y vecinas de la región, recorrieron sus salas, recibieron material gráfico, y compartieron una selección de valses peruanos.

Se puede ver en el video que publicó este medio tras aquella noche: 

 

 

Entre las personas que asistieron a la actividad se encontraban muchos efectivos de esa fuerza de seguridad que pasaron a retiro, y que conocieron muy de cerca el funcionamiento y las piezas exhibidas en ese museo.

Un hombre que pidió no revelar su identidad ("Deberían pedir por nota a un superior que me autorice a dar mis datos" y "Habría que canalizar formalmente la solicitud", se excusó ante este medio) contó que trabajó en ese lugar durante toda la década del 70 y del 80. 

En diálogo con el cronista de Info Blanco Sobre Negro, el oficial retirado contó que en ese sitio hubo exhibiciones de criminales muy famosos. "¿Estuvo en exhibición dentro de un frasco, como se decía durante los años 80,  el pene del mítico violador Melenique, "?, consultamos al hombre. 

"Ah, sobre ese delincuente y su mítico pene, al que le atribuían un gran tamaño, nos consultaron cientos de veces. Nos sorprende tanta curiosidad, y no sabemos cómo fue que nació la leyenda de que acá estaban en exhibición sus genitales, y que su miembro era de un tamaño descomunal", respondió el entrevistado. 

 

 

"Acá nunca hubo, por lo menos durante aquellos años, preparados en formol como muchos dicen haber visto. El mito es que uno de ellos guardaba en formol el pene de aquel violador, un perverso que por ese entonces se mencionaba como 'sátiro'", agregó.

Además, contó que "puede ser que la versión haya surgido de una muestra que se realizó a principios de los 80, donde se contaba, con elementos gráficos y no con frascos o partes mutiladas de ningún cuerpo sin vida, las andanzas de algunos delincuentes muy famosos, de renombre".

"Uno de ellos, como el de Melenique, fue el de Jorge Burgos, 'el descuartizador de Barracas'", cuya historia relató hace muy poco Pablo Kablan en El Expediente, por C5N", agregó.

Pero del "sátiro" más "portentoso" de La Plata no se hallan registros. En cambio, es posible hallar respuestas, o conjeturarlas por lo menos, sobre el origen de aquel mito. 

Para hallar una explicación plausible, este medio comenzó a consultar a varones que vivieron su pubertad en los años de la reapertura democrática, esos días que siguieron a la Guerra de Malvinas, y que fueron una suerte de "primavera" anticipada de lo que vendría en la segunda parte de la década. 

Tras años de represión física, pero también ideológica, mucho oscurantismo, silencio y censura, en 1983 La Plata, como en la mayoría de las urbes argentinas, se desató lo que una revista comprendió bien y usó como nombre de sus publicaciones: el destape. Era el renacer del sexo, de la palabra, del debate, de las utopías. Todo ese vendaval contenido durante muchos años, cuando emergió también generó mitos. Tan increíbles como el que estamos abordando en esta nota. 

"Destape" se llamaba no solo una publicación berreta editada en papel obra, que exhibía fotos de mujeres cuyos senos apenas se podía ver, ya que eran mostrados pero tapados por una "tira" negra que ocultaba los pezones de los senos. Era mucho más que eso. 

En el libro de Natalia Milanesio que se llama, precisamente, "El destape", la autora cuenta cómo fue "la cultura sexual en la argentina después de la dictadura", y aclara: "El destape fue el fenómeno sociocultural más importante y explosivo en el regreso de la democracia en la Argentina. En los años ochenta, una avalancha de imágenes y narrativas sexuales explícitas que la dictadura militar había censurado y prohibido por considerarlas vulgares, inmorales y peligrosas se multiplicaron en los medios, la cultura y las conversaciones cotidianas".

En ese clima social comenzó a circular el rumor: "En el Museo Policial hay un frasco gigante con ´la pija' de un sátiro que se llamaba Melenique. Es inmensa".

De esa manera, palabras más, palabras menos, corría la voz sobre el violador cuyo nombre se empezaba a convertir en mito por el supuesto tamaño de su pene.

¿Cómo fue posible que se hiciera tan popular una mentira tan evidente y fácil de verificar? Eso consultamos en el Museo Policial, y no hubo alguna explicación del todo fehaciente. Solamente queda lugar para el análisis, y no resulta difícil de especular con algunas razones que podrían haber contribuido a instalar aquel mito. 

En primer lugar, hay que considerar lo ya señalado párrafos antes: eran tiempos de un destape sexual, y habría que añadir, un destape bastante ingenuo si se lo mira desde la perspectiva actual. Los jóvenes de los primeros años del 80, como mucho, habían visto escenas de alto contenido erótico en clásicos (por ese entonces, censurados) del estilo de El último tango en París, o piezas cinematográficas que la dictadura cívico militar había cancelado bajo siete llaves. 

El sexo era un tremendo tabú, la educación sexual una utopía, y al violador, para comprender el tono de época y como ya explicamos en esta nota,  se lo mencionaba como "sátiro", un vocablo que refiere a un ser de la mitología grecorromana, campestre y lascivo, con aspecto de hombre barbado con patas y orejas cabrunas y cola de caballo o de chivo. 

Sirve como ejemplo un dato histórico: en julio de 1981 el grupo de punk rock argentino Los Violadores tuvieron que tocar, por orden de la dictadura,  como Los Voladores en la Universidad de Belgrano, y encima de que tuvieron que usar ese nombre "más amigable" para los militares,  terminaron todos presos

Además de ese aspecto  social y cultural que generó las condiciones para que se esparciera aquel mito, había otros del orden de lo material: una cámara de sacar fotos costaba bastante dinero, y lo peor era revelarlas, así que no era para nada común que alguien anduviera con algunos de esos dispositivos, mucho menos que sacara una foto del museo policial, y menos aún que lo compartiera masivamente en público, ya que no había, como se sabe, ni medios electrónicos y las fotos eran,  casi, piezas de colección privadas. 

Ah, milenials, menos aún había redes sociales, ni teléfonos móviles, ni otra forma de tomar alguna imagen del mítico "sátiro".

 

Es más fácil engañar

A falta de pruebas, de registros fotográficos o de algún otro elemento de esa naturaleza, irrumpió el mito con toda la fuerza que le brindaba el contexto: la avidez por verbalizar asuntos vinculados a lo  sexual, la apertura de temas prohibidos, y entre muchos varones adolescentes, el soñado mega pene de Melenique. Una fantasía que cualquier psicoanalista fácilmente relacionaría con el paradigma central de la teoría de Signumd Freud. 

Pero más allá de hipótesis y de especulaciones, Info Blanco Sobre Negro consultó a decenas de varones de La Plata que eran adolescentes a principios de los 80. 

La pregunta que hicimos a ellos fue: "¿Viste alguna vez la p... de Melenique?". Ya había pasado la edición de "Museos a la luz de luna", oportunidad en la que pudimos confirmar que Melenique, o alguna de sus partes, nunca habían sido exhibidos en el Museo Policial, ni en ningún otro lugar. La respuesta de todos, sin excepción, fue que lo habían visto. Dónde, cuándo, en qué lugar, nadie se atreve a responder, pero todos los consultados aseguraron haberlo visto. 

En "Mitos y leyendas…de la sexualidad", Rosario Aguilar señaló: "La educación sexual ha sido negada incluso tabúizada, la moral dice que es indebido y se convierte en una guerra entre la curiosidad, lo prohibido, lo que está bien o lo q está mal y así no se puede educar, muchos de estos mitos ya son leyendas por los años y años que se han repetido y aunque ya muchos se disiparon aún queda la duda de si será o no y es aquí donde la información debe estar al día". Y añadió: "Uno de ellos es el culto al pene". 

Como sea, hemos descubierto en la previa a la publicación de esta nota la tremenda fuerza del mito, su perdurabilidad, y la ingenuidad que muchas veces lo hace posible.

Esa generación de púberes que crecía en los años 80 creía que era cierto lo que se contaba de Melenique, aunque no sepan nada sobre él, y dicen haberlo visto, aunque non lo vieron. Todas son respuestas que, quizá, confirmen aquello de que qué es más fácil engañar a alguien que convencerlo de que ha sido engañado.

 

 

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