Información General | 10 feb 2019
Avances de científicos de la Universidad Rock
Un estudio que podría evitar picaduras del Aedes Aegypti abre una esperanza para frenar al Dengue
Con menos de una milésima de gramo y una velocidad máxima de menos de tres km por hora, el mosquito hembra es uno de los animales más peligrosos del planeta porque mientras vuela de persona a persona, picándonos para extraer la sangre que necesita para poner sus huevos, esta pequeña criatura transmite microbios que enferman y matan a millones de personas cada año.
Sin embargo científicos en el laboratorio de Leslie B. Vosshall de la Universidad Rockefeller, en Estados Unidos, han demostrado que se puede “convencer” a los mosquitos hembras para que no piquen. Su trabajo, que se publica en la revista Cell, alumbra los comportamientos de búsqueda de huéspedes y de alimentación de sangre que hacen que estos insectos sean una amenaza, y podría llevar a nuevas formas de detener esos comportamientos y eliminar a la especie transmisora.
Los investigadores realizaron sus experimentos con los mosquitos Aedes aegypti, responsable de la propagación del dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. Los Aedes femeninos se sienten fuertemente atraídos por los seres humanos, cuya sangre contiene la proteína que necesitan para producir sus huevos. Pero una vez que se han alimentado, la atracción disminuye bruscamente y los mosquitos muestran poco interés en buscar otra “comida” durante varios días.
“Es como la mejor cena de Acción de Gracias”, pone como ejemplo la becaria que dirigió el proyecto, Laura Duvall. Los científicos pueden reproducir ese efecto de saciedad a largo plazo inyectando a los mosquitos hembras grandes dosis de moléculas llamadas neuropéptidos, que activan receptores especializados.
Pero la lista de posibles combinaciones de receptores de neuropéptidos es larga, y se necesita desarrollar compuestos que puedan suprimir de manera eficiente los comportamientos de alimentación de una hembra sin tener otros efectos no deseados. Es que receptores similares regulan el comportamiento de alimentación en muchas especies, incluido el hombre. Y fue esa herencia evolutiva compartida la que proporcionó la pista que necesitaban los investigadores.
Receptor específico
En los seres humanos, los receptores de neuropéptido, llamados Y o NPY, regulan la ingesta de alimentos. La industria farmacéutica ha desarrollado medicamentos contra la obesidad que los activan o inhiben. Duvall y sus colegas pensaron que los mismos medicamentos también podrían afectar a los mosquitos, y así fue. Cuando alimentaron a los mosquitos con una solución con medicamentos que activan los receptores NPY humanos, la atracción de los insectos hacia un huésped humano se desplomó como si hubieran tenido una “comilona” de sangre. Alternativamente, cuando alimentaron a los mosquitos con un medicamento que inhibe a esos mismos receptores, se comportaron como si no hubieran comido. Para identificar el receptor en particular sobre el que actuaban los fármacos humanos, se recurrió al conocimiento del genoma del mosquito para clonar 49 posibles receptores de neuropéptidos y se los expuso a esos mismos compuestos. Solo uno, un receptor conocido como NPYLR7, respondió a todas las medicinas humanas que habían afectado a los mosquitos.
“Nos impresionó que los fármacos diseñados para afectar el apetito humano funcionaran perfectamente para suprimir el apetito de los mosquitos”, subraya Vosshall. Es más, cuando el equipo alimentó con sangre al mosquito mutante Aedes que había sido diseñado para carecer de los receptores NPYLR7, seguían tan interesados “como siempre en su próxima comida”, lo que confirma que NPYLR7 era el receptor que buscaban.
Otro paso
Pero los medicamentos humanos no eran adecuados para su uso en la naturaleza, ya que podrían afectar tanto a las personas como a los mosquitos. Comenzaron a buscar moléculas que activaran selectivamente NPYLR7 del mosquito sin activar los receptores NPY humanos. Comenzando con una lista de más de 250.000 candidatos, el equipo finalmente optó por el “compuesto 18”, una molécula que suprimió el comportamiento de búsqueda de huéspedes del Aedes sin otros efectos. Los investigadores pusieron un ratón vivo ante los mosquitos. Aunque el Aedes prefiere a los humanos, se conforman con otros mamíferos. Los mosquitos alimentados con el “compuesto 18” se mostraron tan desinteresados en el ratón como los mosquitos que habían disfrutado de una “comida” de sangre.
Fuente: La Capital