martes 30 de abril de 2024 - Edición Nº -1973

Información General | 6 nov 2013

Costera Metropolitana y Plaza

La odisea cotidiana de quienes trabajan en Capital y tienen que sufrir el servicio de colectivos

“El viaje a mi trabajo es más duro de soportar que mi trabajo mismo”, cuenta Juan José Rivera, mientras aguarda un interno de la empresa Plaza para volver desde Buenos Aires a La Plata.


Se calcula que, por lo menos, unas diez mil personas viajan a diario en colectivo a Capital Federal por razones de trabajo. Esa cifra llega a duplicarse algunas veces, sobre todo los días viernes, y son sólo dos empresas las que prestan el servicio de transporte, cuyos recorridos, vale recordar, pertenecen al Estado.

Es decir, los usuarios tienen sólo dos opciones para trasladarse: la empresa Costera Metropolitana, y la empresa Grupo Plaza, tristemente famosa por pertenecer a Los hermanos Mario y Claudio Cirigliano, ex concesionarios del servicio del Ferrocarril Sarmiento hasta que se produjo la tragedia de Once.

Quienes viven a diario la experiencia de viajar deben soportar el pésimo servicio de las empresas (particularmente del Grupo Plaza). Esa es una de las quejas que más reciben en la secretaría de Transporte bonaerense y en las entidades de defensa de usuarios y consumidores. Otro organismo donde se archivan las quejas es la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), que no sólo apila papeles donde se describen innumerables atropellos a los viajantes, sino que se niega a tener contacto con la prensa, por lo menos para hablar de este tema.

El meollo de la cuestión está dado por una resolución de la mismísima CNRT, que obedeciendo una controvertida orden judicial, otorgó a Plaza el monopolio del recorrido sobre la avenida 9 de Julio en Capital, que es “la ruta” más codiciada por su alto nivel de rentabilidad. Antes, competían ambas empresas, y el usuario disponía de dos servicios desde el centro hasta La Plata.

La carga de pasajeros que Plaza transporta a diario constituye poco más que el doble (según estimaciones) que el de Costera Metropolitana, empresa confinada a cubrir el recorrido por “El Bajo” de Buenos Aires, o sea, por Avenida Paseo Colón y su continuación, Alem, hasta Retiro.

La situación genera un doble estándar: pasajeros que se transportan sólo con Plaza porque trabajan en el centro de Capital, y pasajeros de Costera que viajan a lugares cercanos a la zona de Puerto Madero. Ambas empresas unificaron el costo del boleto en 15 pesos, pero quien adquiere un boleto pagando en efectivo en lugar de utilizar su tarjeta SUBE, si viaja por Costera paga 20 pesos, dos más que si viajara por Plaza.

Pero las quejas no se reducen al costo del transporte, sino que la principal demanda está dada por la frecuencia de cada línea en horas pico, y por la calidad del servicio.

Los mayores inconvenientes a los que deben someterse cotidianamente los pasajeros, en resumen, son: la salida de La Plata a la mañana entre las 8 y las 10, y el regreso de Capital entre las 16 y las 21.

Peor la pasan aquellos que utilizan el ramal que regresa a la ciudad por Camino Centenario, que transporta gran cantidad de gente hasta la rotonda de Gutiérrez sobre Ruta 2, hecho que agrava aún más la falta de capacidad de las líneas para cubrir el trayecto.

La calidad en el servicio, por otra parte, es motivo de permanentes quejas y disputas con los choferes, que, presos de esta situación, no tienen habitualmente buen trato con el pasaje, y muchas veces terminan protagonizando hechos de violencia física o verbal con algún viajante nervioso.

A los insectos, problemas de suciedad, malos olores, mal funcionamiento del aire acondicionado (que suele ser demasiado poco y la gente se asfixia de calor, o demasiado frío y la gente se enferma), asientos rotos, y todo lo que hace a la mala situación de las unidades, que sobre todo en Plaza son bastante viejas, se le suman los habituales cascotazos arrojados por desconocidos, y que más de una vez terminan con algún herido.

Los usuarios insisten con el problema de las frecuencias. “Trabajo en Belgrano y 9 de Julio, si no camino hasta la parada del obelisco (Corrientes y Cerrito), no consigo asiento en ningún micro, vienen todos llenos, y no dejan subir gente en esta parada hasta que afloja el ritmo, a eso de las 20 ó 21. Así que tengo que caminar todos los días esas 10 cuadras, y después el colectivo tarda 15 ó 20 minutos en hora pico hasta volver a llegar hasta calle Belgrano, es insólito”, dijo Gustavo Rojas, empleado de una empresa dedicada a la producción de software ubicada en el barrio Congreso.

Cuando dialogamos con los platenses que aguardaban en la cola en hora pico, lo que más se escuchó fueron reclamos para que se realice cuanto antes la obra de electrificación del Ferrocarril Roca, que se encuentra en ejecución. “Si hubiera un servicio de trenes que no fuera el mejor, también lo usaría, porque por lo menos no viajaríamos apilados”, explica Juan José Rivera, mientras espera que la fila se vaya achicando. Eran las 17.30 de un día hábil, normal, cualquiera. Rivera soñaba con un nuevo servicio de trenes mientras hacía la cola.

Una unidad se detiene a cargar pasajeros en la esquina del obelisco. El entrevistado calcula: “En este se sube un poco menos que la mitad del total de la fila. En el próximo, que vendrá dentro de 20 minutos, quizá pueda subir. Hace otros 15 que estoy esperando. Adentro del colectivo me espera más o menos (depende que no haya habido algún problema en la autopista) una hora y media. En total, entre que salgo del trabajo, hago cola, viajo, y después camino hasta mi casa en La Plata, tardo unas dos horas y media por día. Unas 5 horas entre la ida y la vuelta. Esto es enfermante”, concluyó.

Nicolás Harispe
@nicolasharispe

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias