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Información General | 22 oct 2021

Sabores bonaerenses: te mostramos dos localidades donde deleitar tu paladar

Se trata de Adrogué y Agustín Roca


La provincia de Buenos Aires tiene distintos atractivos en sus 135 municipios, donde se puede disfrutar de las sierras, las playas y el patrimonio histórico, pero también sabores para disfrutar. 

 

 

Entre los lugares para visitar durante un fin de semana, está el polo gastronómico “Viejo Adrogué” y su camino de adoquines de la calle Cordero, entre Nother y Seguí, que combina lo moderno y lo antiguo respetando la identidad cultural de Adrogué, localidad de Almirante Brown.

El polo gastronómico, inaugurado en 2019, está ubicado a pocos metros de la estación de trenes del Roca. Un cartel de hierro en el ingreso muestra el mapa de cada local y detalla las principales opciones culinarias que se pueden degustar en el corredor, entre escenografías de farolas clásicas y grandes macetones de cemento con plantas y flores.

Los menúes que se ofrecen van desde papas con las más variadas salsas y hamburguesas de distintos sabores, hasta novedosas ensaladas, tradicionales paellas y mariscos, parrilla, guisos y risottos, acompañados de postres para compartir. Los desayunos y meriendas incluyen especialidades en panificados, entre los que se destacan las donas, y variedad de cafés .

 

Agustín Roca, un pequeño pueblo con mucho para contar

 

Está ubicado en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, a 14.5 kilómetros de Junín y fue el sitio donde vivió y pasó parte de su niñez Atahualpa Yupanqui, ya que su padre era jefe de trenes del distrito. 

Es sede de la Fiesta del Fiambre desde el año 1978 que se celebra cada primer fin de semana de noviembre y reúne a los principales productores de fiambre del pago en este evento tradicional.

 

 

 

 

El  sabor especial de los embutidos caseros permiten revivir el legado de los inmigrantes Picchi que, en 1880, llegaron desde el norte de Italia hasta esta zona de la pampa bonaerense con sueños de prosperidad y costumbres de su comarca natal como la elaboración de salames.

Como testigos de la historia, todos los años, con la llegada de los primeros fríos, cada generación de la familia Picchi siguió preparando la masa para los chacinados y salando lo que en unos meses se convertiría en un gran jamón.

Su excelente calidad trascendió el pueblo y en 1986, donde antiguamente había funcionado un almacén de ramos generales, nació La Casona para deleitar a los visitantes con la combinación perfecta de fiambres y pastas caseras.

 

 

 

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