viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº -1941

Política | 24 mar 2022

Entrevista

¿Cuántas derechas hay? En La Plata abrieron el primer centro cultural que busca “la unidad de todos aquellos que se declaran conservadores y anticomunistas”

El "Kyle Rittenhouse"


Por: Nicolás Harispe

Hay un consenso generalizado en relación a la crisis de representación y representatividad que hace trizas al sistema democrático argentino. La falta de respuestas de los sucesivos gobiernos ante las demandas sociales, y la fuerte caída en términos materiales de la calidad de vida de quienes vivimos en este país, para colmo, cabalgan sobre un malestar social pocas veces visto.

El emergente más claro en esta orfandad de identidades partidarias y claudicaciones  políticas es el libertario Javier Milei, aunque la izquierda intente rebatir esa afirmación mostrando resultados electorales que la muestran en crecimiento.

A las pocas horas de conocerse los resultados de las últimas elecciones la nueva derecha argentina ya satelitaba en torno al melenudo, como si su figura se hubiese convertido en la esperanza liberal, libertaria, conservadora, derechista, antisocialista y antiestatista .

Pero el abanico que conforma esa fuerza en ascenso y abiertamente transgresora no es monocromático. En lo que por estos días se menciona como nueva derecha, o ultraderecha (etiquetas que mucho no aportan para comprender y mensurar el fenómeno) conviven diferentes espacios políticos y culturales, junto a un variopinto grupo de figuras  mediáticas que confluyen en torno a una idea, que por ahora sintetiza Javier Milei: la democracia argentina necesita liberar a los individuos de las ataduras del estado con un cambio de raíz que, aseguran usando estas u otras palabras, no tiene precedentes. Hay una fuerza que busca un cambio revolucionario, aunque ese cambio no vaya en dirección al socialismo, sino en sentido inverso.

Los alcances, las características y el destino general de ese cambio es lo que debate intensamente la nueva derecha argentina.

En ese marco dialogamos con Sebastián Poch, que encabeza un grupo de vecinos  que quiere dar una batalla en el plano material pero también simbólico, y con ese fin están en proceso de consolidar el primer centro cultural de derecha de La Plata, donde no hay rastas “ni arte abstracto”, como señala el entrevistado.

En la charla que tuvo con Info Blanco Sobre Negro Poch contó: “La idea del centro cultural nació hace un par de meses como algo arriesgado y también para desmarcarnos del absoluto correctismo que tiene la nueva derecha, y tratar de aunar a quienes provienen del nacionalismo argentino con quienes adhieren al liberalismo”.

También  lo definió como “un espacio para lograr la unidad de todos aquellos que se declaran conservadores y anticomunistas pero que no tienen una mirada uniforme sobre hacia dónde y cómo hay que avanzar”.

Porque, según  el entrevistado “la ciudad está enferma de socialismo y colectivismo”, y considera que “la misma gente que no apoya esas ideas vive con un temor constante a parárseles de manos y plantarles cara”.

“Ellos tienen el monopolio de la expresión, de los medios y de la calle”, asegura con bronca en el marco del análisis que compartió con este medio.

 

 

Nacionalismo argentino y nacionalismo norteamericano

“El nacionalismo argentino tira para el socialismo”, dice Poch con bastante resignación y para aclarar bien los tantos en el comienzo del diálogo.

“En cambio el nacionalismo americano tira para el libertarianismo. Estuve viviendo en Europa y en otros lugares del mundo, y conozco cómo se manejan políticamente allá.

Cómo unir a la derecha argentina es la pregunta, si al fin de cuentas (desde su perspectiva) tipos como Santiago Cúneo acaban “tirando para el socialismo”.

Poch responde: “Estoy de acuerdo, no soy dogmático y no me cierro a la idea de que si hay gente dentro de nuestra formación política que tiene una ideología tentativa hacia ideas socialistas se integre. No estamos en desacuerdo siempre que haya un control sobre ellos,  siempre que no se expandan y se quieran devorar todo, siempre que no se vayan al carajo como el colectivismo socialista”.

 

 

Después le preguntamos cómo es que considera a Mauricio Macri "un exponente de la izquierda".

Y respondió: “La izquierda es una definición muy ambigua, me dan bastante igual las etiquetas. Lo que me importa es que hay una idea hegemónica, que se nota más en algunos países como Nicaragua o Venezuela, sobre el colectivismo. Todo está muy tirado a la izquierda. Alguien que en cualquier país se lo consideraría como alguien de izquierda se lo trata  como a un socialdemócrata. Y a efectos prácticos (Horacio Rodríguez) Larreta y (Mauricio) Macri son de izquierda, entendiendo esa ideología como la entendemos hoy en día”.

“Después, a efectos históricos, por ahí no lo son. Pero no puedo hacer como hacen los nacionalistas que hablan de tercera posición o de la revolución francesa, eso es algo que quedó en la historia y hoy en día las cosas cambian. La derecha se ha reinterpretado a sí misma como un elemento contrarrevolucionario si se quiere. Hoy en día ser de derecha es el que no es de izquierda, aunque sea por decantación. Te definen ellos. No me defino de derecha o ultraderecha, pero el contexto sí me define. Macri será más centrado pero sus  políticas eran de izquierda”, continuó.

“¿Dónde queda el centro en ese mapa político?”, le preguntamos. Y afirmó: “Por el centro está, quizás,  la gente del Partido Demócrata Progresista, el Partido Demócrata Cristiano, Ricardo López Murphy, e incluso (José Luis) Espert. Lo que veo es que más allá que haya diferencias,  hay que tratar de dejarlas de lado hasta solucionar el  problema mayor. Más allá de algunas cosas que tengamos entre nosotros hay que ver que en el otro lado troxistas, leninistas, maoístas, siempre se unen. Fijate lo del Frente de Todos, aunque se odien. Solucionemos estas diferencias actuales  y después continuemos entre nosotros”.

 

Cómo es el centro cultural Kyle Rittenhouse

El nombre del espacio, ubicado en calle 5 entre 64 y 65, evoca a  un joven que logró ser absuelto tras ser imputado por matar a dos personas durante unas protestas por “justicia racial” en los Estados Unidos

El centro, cuenta el entrevistado, se ubica junto a “donde está el Padre Esteban , el que sacó a las feministas cuando fueron a mear y cagar a una  iglesia hasta que las sacó a patadas”.

“Aún no abrimos, la idea mía es hacerlo esta semana. Básicamente queremos  poner una cafetería y a futuro poner un mini boliche, como hace la izquierda pero orientado a otro tipo de público. Y abrirlo a emprendedores como barberos, y vender libros o ropa,  pero todo contraorientado políticamente a gente nacionalista, liberal,  cosa que me cuesta mucho balancear porque se vienen sacando los ojos entre ellos”, detalla.

Además nos respondió cómo administra las contradicciones entre nacionalistas y libertarios: “El grupo fundacional lo formo yo, el dibujante que hago todos los diseños. La gente que viene a participar hay que dividirla. Hay  días que vienen los nacionalistas y otros que vienen los liberales.  Tratamos que no se mezclen. Incluso la cafetería está dividida y en la parte celeste y blanca le pusimos el nombre de ‘Libertarios’, y en la parte amarilla, donde está  la foto de Milei y El Presto, le pusimos ‘Nacionalistas’. Un poco para hacer de contrapunto entre las dos partes y que funcionen de manera sana, porque también los nacionalistas son bruscos y muchas veces han ido a pegarle a los libertarios, a maltratarlos físicamente. Acá no son como en Estados Unidos que son más bien robustos”.

 

 “Muchos nacionalistas no ven zurdos o no logran distinguirlos”

“Los nacionalistas piensan que se comen el mundo. Me he peleado varias veces con ellos pero trato de hacer un poco de contrapunto. Siempre les digo a los libertarios que dejen de tomar tanto Nesquik y tomen cerveza, que dejen la economía,  que con las computadoras van a lograr que se burlen de ellos. Porque soy libertario pero como me crié afuera conozco muy bien el otro lado, y lo que yo les digo es que tengan calle, que vayan al gimnasio, que dejen la vida adolescente.  Pero los entiendo porque muchos son pibes que recién comienzan, y hay que agradecerle a Milei que involucró a muchos jóvenes en la política. Pero hay que ver como lo vas dirigiendo. Es un desafío porque la gran mayoría tiene entre 20 y 25 años y no pasa los 30, y no les podes pedir mucho más”, cuenta Poch en referencia a la muñeca de oro que hay que tener para moderar las diferencias entre las partes que conforman la llamada Nueva Derecha.

Y continúa: “En cambio los nacionalistas son gente de 40 y 50 años que en su mayoría vienen de las fuerzas de seguridad, algunos bastante instruidos políticamente, pero son muy anacrónicos y a veces restan. Muchas veces están más cerca del marxismo o del zurderío, incluso en su discurso me recuerdan al de la izquierda, le pegan a norteamérica, ven liberales por todos lados,  pero no ven zurdos o no logran distinguirlos. Por eso el desafío de unirlos y puse fotos de (Ricardo) Iorio y (Mohamed Alí) Seineldin, pero muy pocas. Y la imagen de (Juan Domingo) Perón no la puse porque está en todos lados y no me gusta”.

 

Ucrania

“Me peleé con varios nacionalistas y conozco a varios que están a favor de Ucrania, pero son de origen eslavo y le dan con un caño a los nacionalistas ortodoxos argentinos. Estoy con (Donald) Trump y hasta ahi nomás con (Jair) Bolsonario, que no me gusta nada por su acercamiento con (Vladimir) Putin”, dice Poch.

Además, señala que “Putin es nacionalista y conservador pero como agente de la KGB participó activamente del PC de la URSS”.

“Él mejor que nadie sabe lo bueno que es el comunismo como herramienta de guerra para devastar naciones extranjeras, por eso Putin ha financiado en parte las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y es un acérrimo defensor del kircherismo en Argentina. Por eso sabe que si logra esparcir la semilla pestilente del comunismo en América Latina no le va a hacer falta nada más para crecer y dominar la escena occidental”, agrega.

Sobre el líder ruso también opina que “es muy inteligente”, y que “sabe lo malo que es el comunismo y la izquierda porque lo han vivido en carne propia”.

“Para sus naciones no quieren al comunismo pero para otros países sí”, remata.

 

 

La izquierda y el sentimiento de culpa

“Hay una discusión con mucha gente que dice que el comunismo cayó con del Muro de Berlín, y no es así, es muy diferente. Voy a reconocer que la izquierda hace muy bien el planificar y programar a largo plazo. Programan todo a largo plazo y da igual que haya ideas que ellos pregonen que sean nefastas y estúpidas, pero saben que a medida que repiten un mismo verso por un tiempo extendido,  a la larga van a calar en la sociedad . Lo han hecho históricamente y no van a cambiar por la sencilla razón de que la izquierda o el colectivismo entroncan muy bien con lo que el ser humano quiere para sí mismo, que básicamente es despojarse con el sentimiento de culpa. Cuando te mandás una cagada sistemáticamente le echás la culpa a otro, intentas lavarte las manos. ¿Qué hace el colectivista? Básicamente trabaja con esa psicología del ser humano, depositar tu responsabilidad en la del otro. Por eso siempre la culpa la tiene el norteamericano o el imperalista, siempre la tiene el otro. Al ser humano le gusta no sentir el peso de la responsabilidad, en cambio el libertarianismo está muy ligado a la responsabilidad de uno y ser consecuente con las decisiones que tomás, y a veces tomar decisiones es difícil, es muy feo y eso a uno no le gusta”, según Poch.

Que luego de una pregunta señala: “No creo que haya guerra civil, aunque dentro de las posibilidades que barajo le doy un 5 % de que suceda”.

“Puede ser que haya un mes de desorden y justicia pero no creo que llegue (la Argentina) a ese punto. Este lado (la derecha) no está ni en los medios y tampoco tiene cultura de calle”, opina.

 

Milicias civiles

Sobre el final de la charla Info Blanco Sobre Negro le preguntó al entrevistado si en caso de que se apliquen las medidas de shock que promueve Milei pueda desatarse un conflicto que se espiralice tanto que desborde el marco institucional.

Poch asegura: “Lo primero que tiene que hacer quien quiera aplicar reformas profundas es lo que hacen en Estados Unidos, formar gente civilmente para que combata en la calle y no a través del ejército o los policías”.

Y lo fundamenta de la siguiente manera: “Sino van a dejarles todo en bandeja todo a los zurdos, para que digan con autoridad que es un fascista y un neonazi, por eso en Estados Unidos  no usan fuerzas públicas sino civiles”.

Hace falta, agrega, “que haya civiles armados y que (quien gobierne) le diga a la gente que corta la calle que no es de ellos, y eso no está haciendo Milei y no lo va a hacer porque me acuerdo que yo y unos amigos fuimos al centro cultural Rebelión y se lo vandalizamos todo, le pusimos ‘Milei 2023’ en plan de joda y ‘Bregman defensora de violadores’. Cuando salimos de ahí , más o menos siete mujeres y tres varones nos quisieron pegar. Uno de los chabones tuvo un infortunio conmigo y se la llevó bastante mal”.

“Lo que me molestó fue que la gente con la que supuestamente compartimos la misma ideología hizo oídos sordos, miraron para otro lado y dijeron que lo que hicimos estaba muy mal. De hecho fui a verlo a Milei, me enfadé con El Presto. Le dije a Milei en la cara que aunque ganara en las elecciones al mes siguiente iban a perder porque al país se lo prendían fuego,  porque si no tenés gente preparada en la calle no van  a ganar nunca”, continúa el relato del entrevistado.

Y sigue: “Por eso mi idea de abrir el centro cultural es para formar gente que esté en la calle. Para mí esto de tomar café con leche y  medialunas no sirve de nada, ya de intelectuales estamos llenos, por lo menos de este lado. Necesitamos gente que salga a las calles. Yo les dije a mis compañeros que si podíamos controlar nuestra calle íbamos a estar bien para pagarle luego a otra gente que vayan a movilizaciones o movilizaciones en contra de ellos (los de izquierda)”.

“Yo he sentido bastante pena y desazón con la gente que supuestamente compartimos las mismas ideas e incluso sentí un poco el desprecio, sobre todo del sector nacionalista”, lamentó Poch en el tramo final de la entrevista .

Por último, el titular o referente del centro cultural expresó: “En La Plata somos una punta de lanza, sé perfectamente que esto es algo único, nadie lo está haciendo, nadie se anima a hacerlo porque encima todos lo hacen desde el ocultamiento, y acá no vamos a ocultar nada. Si vamos a hacer algo será a cara descubierta y si hay que filmarlo se filma, el que no tiene nada que esconder no tiene nada que temer”.

 

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