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Información General | 13 ago 2022

Como le molestaban el rodete y el tutú dejó las danzas, y ahora es docente, boxeadora, delegada y mamá por tres: "Todos pensaban que no iba a poder"

Cómo es ser deportista profesional en Argentina, criar a tres hijos, trabajar de profesora de Biología y por si fuera poco, cumplir el rol de delegada gremial. Charlamos con Lucia Ruiz, una mujer que nunca tira la toalla.


Por: Nicolás Harispe

Nos llamó la atención un tweet de Alejandro Salcedo, Secretario General de UDOCBA, publicado el miércoles pasado. En ese posteo el dirigente sindical escribió: "Hoy recibí a la Cra Lucia Ruiz, boxeadora profesional y miembro del Consejo Directivo de UDOCBA Varela. ¡La felicitamos en nombre de nuestra organización gremial por su empuje y por su desempeño en cada nuevo desafío! UDOCBA, como siempre, apoya y estimula su carrera deportiva"

"¿Docente y boxeadora? ¿Madre de tres hijos y delegada gremial? ¿Cómo es posible sobrellevar tantas responsabilidades y no abandonar semejante pelea?", nos preguntamos en Info Blanco Sobre Negro. Inmediatamente la contactamos y dialogamos con ella. Con Lucia Ruiz, vecina de Florencio Varela y una mujer que tuvo "ganadas y perdidas", pero nunca abandonó.

"Tengo tres chicos" nos cuenta al comienzo de la charla, y le preguntamos cómo había sido su jornada laboral y familiar, y si tiene alguna rutina diaria.

"Sí, tengo una rutina y no me queda mucho tiempo libre. No miro televisión ni series o películas, porque no tengo tiempo. Por ejemplo, preparo todas mis cosas para ir a trabajar, llevo a mi nena al jardín, donde entra a las 08.00, yo entro a las 08.20. Los otros son adolescentes y se manejan de otra manera. Los horarios de mi trabajo están acomodados para que me quede margen y pueda entrenar todos los días, de lunes a sábados. Los ratos que me quedan libres estoy con mi familia en casa, una se acostumbra a ese ritmo", explica Lucía.

 

¿Cómo empezaste con la práctica del boxeo?

Arranqué a los 16, entrené hasta los 17 y quedé embarazada en el último año de la secundaria. Cursé todo el año esperando mi primer bebé, así tuve que dejar el deporte. Y ya que estaba en esa situación me anoté para estudiar el profesorado de biología. Todos pensaban que iba a dejar y que no iba a poder con las dos cosas. En esa etapa estuve tres años sin practicar boxeo. Primero porque estaba embarazada, y luego porque tenía el nene y había empezado a estudiar. Después volví a ir al gimnasio, a saltar la soga, hasta que sentí que algo me pateaba y ahí vino el segundo de mis hijos. Encima el de 13 tiene labio leporino y había que operarlo, así que me atrasé más en mi carrera.

 

 

¿Antes qué hacías?

Practicaba danzas clásicas, folclore y árabe. Lo hice desde los 9 hasta los 14 años, en Casa de la Cultura. Y de la noche a la mañana lo dejé, básicamente porque no me gustaban el rodete y el tutú. De chica miraba boxeo con mi abuelo y me había llamado la atención una pelea de la Hiena Barrios con "el Popó" Acelino Fleitas. La Hiena sangraba por todos lados, y pensé '"qué huevos que tiene este chabón", me llamaba la atención. Quería aprender a defenderme y hacer algo diferente. Entonces me empezó a interesar ese deporte.

En el año 2005 el boxeo en Argentina era un desastre, no había muchos pugilistas varones, y mujeres menos. Estuve un año buscando en los gimnasios y nada. Hasta que una chica me dijo que arriba del consejo escolar enseñaban boxeo, y a la salida del colegio fui. Enseñaban los lunes, miércoles y viernes a las 14 horas, justo era un miércoles a esa hora, así que salí rápido para mi casa y le conté a mi mamá y me fui volando al gimnasio. Siempre tuve mucho apoyo de mi familia, porque saben que es lo que me gusta.

 

 

¿Entonces?

Bueno, cuando se fue calmando la situación y me quedaban pocas materias para cursar, empecé a entrenar cerca del profesorado. En  2010 arranqué de nuevo, para bajar de peso y moverme un poco. Hice un poco de gimnasio. El primer día el técnico me vio y quería llevarme a pelear el primer fin de semana. Le dije que no. En un mes y medio baje diez kilos. Primero empecé con peleas amateurs, de entrenamiento, y luego ya boxeé con licencia. Ahora estoy con Osvaldo Falcón desde el 2014. Salí campeona metropolitana en el 2015 y defendí ese título hasta el 2016, cuando lo dejé vacante porque me hice profesional. Hace poco peleé por el título sudamericano en Córdoba con Carla Merino, la campeona, pero no pude ganar.

 

 

¿Qué dicen tus hijos cuando te ven pelear en el ring? ¿Sufren o lo viven como si practicaras otros deportes en los que no hay golpes?

Un poquito se ponen nerviosos, pero están acostumbrados. Pero si peleo cerca de casa ellos siempre me van a ver boxear. Igualmente no tuve una pelea donde me reventaran a trompadas. Sí tuve ganadas y perdidas, obviamente. Incluso las perdidas fueron parejas, pero al ir de visitante son más complicados los fallos. Peleo en categoría mosca o supermosca. En el último ránking estaba 7ma . Pero el deporte no me impide tener como otras mamás su vida familiar. En mi casa también hacemos fotocopias y stickers junto a mi marido. Y normalmente peleo tarde, por lo que la mayoría de las veces después de boxear cuando volvemos a nuestra casa no hay nada para comer. Entonces buscamos un "24 horas" para comprar algo. Eso sí:  apenas vuelvo a mi domicilio, si tengo el video de la pelea me pongo a verlo. Y mi marido me hace comentarios para apoyarme, me aconseja. No es especialista ni fanático del boxeo, pero me recontra apoya, como el resto de mi familia. Incluso mi hijo de 13 años se enganchó a entrenar conmigo.

 

 

¿Te ayuda el boxeo para mejorar la situación económica familiar?

No mucho. El premio que ganás depende de la pelea que tengas: dónde pelées, con quién y qué te ofrezca el que organiza el evento. No importa si ganas o peleas, pactás el precio de la bolsa antes de la pelea. En la última me pagaron 180 mil pesos, para ser un título es poco, pero no deja de ser una buena suma. En Argentina es nada a comparación de lo que se gana afuera.

Tenemos a favor las mujeres que en el boxeo femenino se estira un poco más la vida de las deportistas. Porque si bien pegamos fuerte, no tenemos la misma fuerza que la de un hombre que se dedica a pelear,  por eso no estamos tan golpeadas. Y además la mujer se prepara mejor que el hombre, que suele ir más al choque. Somos más disciplinadas. En mi gimnasio las que peleamos más seguidos somos las mujeres y las que nos llevamos más los premios somos nosotras, porque vamos más a entrenar, somos más organizadas. El asunto central es tener las ganas de ir a entrenar todos los días, y cuidarse con las comidas. Tratamos de prepararnos lo mejor posible para dar lo mejor, y para que no nos golpeen.

 

 

¿Y cómo llegaste a militar en Udocba?

La verdad es que aunque no tenga una familia politizada sentía la necesidad de afiliarme a un sindicato para canalizar mis ideales. Me gustaron los de Udocba. Una vez un compañero que está en el consejo directivo de Florencio Varela, Carlos Gauna, me invitó a una reunión. Desde la Secretaría de Deportes del gremio me ofrecieron apoyo en el 2017, apenas empecé con mi carrera profesional. 

 

 

 

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