La federación de fútbol Ecuador renunció a ser sede de la Copa América 2024, que finalmente se jugará en Estados Unidos. 

La decisión surgió de un convenio rubricado entre la Conmebol y la Concacaf que busca "favorecer la competencia entre los seleccionados de ambas organizaciones con vistas a la Copa Mundial de la FIFA 2026, que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá".

Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, justificó el inesperado cambio: "Estamos decididos a renovar y ampliar nuestras iniciativas y proyectos conjuntos. Queremos que esta pasión se traduzca en más y mejores competiciones y que el fútbol y sus valores crezcan y se fortalezcan en todo el hemisferio. Sin duda, ambas confederaciones creemos en grande y trabajaremos con esta orientación", dijo.

Su par Victor Montagliani, titular de la Concacaf, manifestó: "Será de beneficio mutuo para ambas Confederaciones. Ofreceremos competencias de élite que brindarán más oportunidades para nuestras federaciones y que sabemos que los aficionados quieren ver. Trabajaremos juntos para garantizar que el fútbol en ambas regiones continúe prosperando".

En rigor, lo que buscan es mejorar la competencia en el plano económico, ya que la participación de los gigantes del norte (Estados Unidos y México) podría sumar mucho dinero para las arcas de ambas confederaciones. 

Pero también a las mencionadas selecciones les favorece ponerse "a tono" con el nivel del fútbol sudamericano, mucho más competitivo que el de la Concacaf, integrada por selecciones de poco nivel de Centroamérica y otras donde el fútbol casi no se practica a nivel profesional, como la de Trinidad y Tobago y otras islas del Caribe. 

Por eso confesaron que la nueva modalidad busca "favorecer la competencia entre los seleccionados de ambas organizaciones con vistas a la Copa Mundial de la FIFA 2026, que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá".