jueves 14 de noviembre de 2024 - Edición Nº -2171

Política | 5 oct 2024

El hijo del Turco Asís quedó envuelto en una polémica por festejar el "recibimiento" a libertarios en la UNLP

Se llama Patricio Zain, y es docente en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas. Políticamente está alineado con la UCR, en particular con Evolución, el sector que encabeza Martín Lousteau. Causó estupor en las filas libertarias por un tuit provocador contra gente que parece haber recibido enseñanzas morales inesperadas, teniendo en cuenta que celebra habitualmente los posteos en los que Javier Milei discrimina, agrede y lanza fake news. Todo es una locura.


Por: Nicolás Harispe

La segunda marcha federal universitaria dejó una marca política indeleble que en los próximos días podría tener una deriva concreta: la aprobación de la ley de financiamiento para la educación superior que debate el Congreso, vetada por el presidente Javier Milei y probablemente ratificada en la semana que empieza por 2/3 de los diputados. 

A la derrota política del Gobierno en esa pulseada en particular, le siguió una visita inesperada en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) de dos dirigentes libertarios ( el diputado provincial Agustín Romo y el diputado nacional Santiago Santurio) junto al subsecretario de Políticas Universitarias de La Nación, Alejandro Álvarez.

Estaban acompañados de figuras locales de LLA, una de ellas vinculada estrechamente al esquema administrativo con el que se desarrolló la política de saqueo de las arcas públicas, y que se descubrió cuando atraparon a Julio “Chocolate” Rigau. O sea, nada por fuera de los que llaman "casta".

Por si alguien no lo sabe, este simpático y atrevido funcionario, Alejandro Álvarez, es el hijo de "El Gallego" Alejandro Álvarez, ex jefe político nacional de Guardia de Hierro, una "orga" del peronismo ortodoxo anterior a la última dictadura donde militaron Norberto "Pajarito" Grabois, Julio Bárbaro y un joven religioso apenas conocido: Jorge Bergoglio

Sin dudas, el funcionario de Milei que salió esta semana a poner la cara para defender el super ajuste universitario es un hombre mañero, vivo, pillo y buen declarante. En TN le puso el pecho a un debate el miércoles a la noche (en "A dos voces") del que salió bastante airoso, pese a que esa jornada tuvo el signo del repudio popular a la política del gobierno en esa materia.

Por eso, el anuncio de que visitaría la UNLP el día viernes, con el clima caliente que dejó el inmenso acto del miércoles en el Congreso de la Nación, daba cuenta de un anuncio cuyo final estaba abierto. No hace falta tener una bola de cristal: los incidentes en momentos de extrema tensión suelen buscar un cauce en la calle y en cualquier espacio físico real, no en los diarios, portales de noticias, o sitios virtuales. Y mucho menos en las redes sociales.

Así que cuando se conoció el anuncio de la visita de Álvarez, el pillo, el hábil declarante y ruidoso polemista, no faltaron las voces que vaticinaron el final que tuvo la calculada mise en scène.

Nada justifica la violencia, ni las agresiones. Ni la que sufren los funcionarios libertarios en la UNLP ni la que padecen miles de trabajadores a diario, despedidos, desplazados, marginados y hambreados. El consenso y el respeto deberían ser el signo de la etapa, la llave que abra un camino de unión, concordancia y consensos para salir de la crisis.

No ayudan los descalificativos que todos los días lanza Javier Milei, algunos con contenidos que rozan la locura y el desparpajo, como los que machacan con las ideas obsesivas del presidente anarco capitalistas sobre los culos de mandriles, las personas discapacitadas y cualquiera que desentone con sus arquetipos, su visión ultraderechista del mundo y su violenta forma de comunicar

 

 

 

 

Por eso, llamó la atención que este sábado en la red X  estallara con tanta indignación el nombre de Patricio Zain, docente de la UNLP y uno de los hijos de Jorge Asís.

El hombre había posteado: "Como docente de la UNLP celebro enfáticamente los hermosos hechos de violencia que esta tarde impidieron el normal desarrollo de una actividad organizada por estudiantes de La Libertad Avanza". Fue una chicana desafortunada, pero sirvió para que desde muchas cuentas libertarias se expresara con gran hipocresía una oleada de indignación. Un gesto que no se notó tras ninguno de los comentarios que acumula Milei en su propia cloaca, es decir, su cuenta de X, y en la que  trasgrede sin disimulos lo "políticamente correcto". 

Quizá algunas de las personas que embistieron contra Patricio Zain no recuerden a Lilia Lemoine, que reivindicó los discursos de odio al afirmar que "nunca" como libertaria piensa descalificar a nadie "por decir lo que sienta ganas".

"Nosotros combatimos los discursos políticamente correctos que nos impiden expresarnos con libertad, no importa el contenido", justificó.

Estaba defendiendo a Milei por una repudiada aseveración en la que mencionaba al gobernador de Chubut, Ignacio Torres, como "mogólico", un calificativo con tono despectivo que atrasa medio siglo. 

Las voces de LLA que ahora repudian (con todo derecho) las acciones violentas, desentonan con la reivindicación explícita de la represión a los jubilados, a los docentes y a cualquiera que se oponga en el terreno de la calle a las políticas gubernamentales.

Ni los golpes a los viejos, ni la violencia de los pibes son cosas que merezcan aplausos.

No se debería celebrar el recibimiento violento a  libertarios que quieren dar una charla, pero tampoco se escucha algún matiz, un comentario, una leve muestra de congoja cada vez que la violencia circula en sentido inverso, como cuando se volcó sobre Fabricia, la niña de 10 años a la que le arrojaron gas sobre su rostro. 

 

 

En resumen, sería bueno usar la misma vara para medir a todas las cosas.

Como siempre, es necesario machacar hasta el cansancio: o hay paz y justicia para todos, o la violencia va a echar profundas raíces en un país que muestra crecientes desigualdades, que hunde a sus hijos en la miseria, y que ahoga la esperanza en un provenir que nos abrace a todos, sin distinciones, en paz y con igualdad de oportunidades. 

 

 

 

 

 

 

 

 

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