viernes 26 de julio de 2024 - Edición Nº -2060

Información General | 11 nov 2023

Estudiantes y Gimnasia también expresaron su oposición al avance de las sociedades anónimas en el fútbol argentino

Tras las declaraciones de Javier Milei se desató una andanada de expresiones en contra de la privatización total o parcial de las entidades deportivas. Recordamos dos casos que sirven de ejemplo para afirmar que la pelota se puede manchar, sobre todo por los negocios.


Como señalamos en este medio, clubes de la Primera División y el Ascenso salieron a manifestarse en contra de las sociedades anónimas tras los dichos del candidato a presidente por La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei.

 

 

 

 

El referente de LLA se había expresado durante la semana en favor de las sociedades anónimas durante una entrevista con Alejandro Fantino, en la que dijo que no le importa de quién es el dueño si los resultados deportivos son favorables.

Enseguida hubo una reacción generalizada contra esa posición. Los antecedentes de, por citar sólo dos casos, Argentinos Juniors (al que la empresa TYC obligó a jugar de local en Mendoza en un estadio triste y desolado que se repetía partido tras partido) y Racing (donde la sociedad Blaniquiceleste hizo estragos) son una sombra que causa pavor entre los hinchas y los directivos. 

 

 

El sitio En Una Baldosa recuerda así la experiencia de "El Bicho" privatizado: "Hundido económicamente y perdido en el terreno futbolístico, Argentinos Juniors se entregó a los designios de Torneos y Competencias en la temporada 1993/94. La empresa de Carlos Ávila se hizo cargo del equipo y para causar un golpe de efecto cambió la localía: de la cancha de Ferro (había abandonado La Paternal) al estadio Islas Malvinas de Mendoza. Ridículo", señaló.

Y agregó: "El conjunto dirigido por Chiche Sosa se reforzó bastante pero no pudo escaparle a la mediocridad. En el Apertura ’93 se colocó en el undécimo lugar de la tabla de posiciones, mientras que en el Clausura ’94 finalizó decimotercero y no ganó como local".

 

El caso de Racing

El otro ejemplo que mencionamos, y que los hinchas de Racing recuerdan con dolor y bronca, fue la gestión de Blanquiceleste en ese club. 

"Arrancaba marzo de 2001. Hacía menos de tres meses que la Justicia Comercial de la Provincia de Buenos Aires le había dado el gerenciamiento del fútbol profesional del quebrado club a Blanquiceleste, la primera sociedad anónima que se hacía dueña de la pelota en un equipo grande del mercado local. Los capitales privados ya habían empezado a jugar ese partido en el Quilmes Athletic Club: su gestión estaba en manos del Exxel Group, el voraz fondo de private equity de Juan Navarro que anidaba en la cima del edificio de Libertador y Cerrito donde De Tomaso, quien estructuró el negocio para Racing, empezó a transpirar la camiseta albiceleste", recordaron en el diario El Croinista.

"Algunos fantasmas de entonces -no el de la B; al menos, por momento- merodean hasta hoy: el mes pasado, la Justicia Comercial decretó la quiebra de De TomasoHoracio Robledo, titular del Juzgado Nacional 25, Secretaría 49, también decidió una inhibición general de bienes sobre el empresario. Prohibió su salida del país", continuó en esa breve reseña.

 

Blanquiceleste aún tiene injerencia en Racing

 

Por último, señaló: "La quiebra del último titular de Blanquiceleste fue pedida por el abogado Mariano Cúneo Libarona y uno de sus socios, Augusto Nicolás Garrido. Reclamaron honorarios impagos. Los penalistas fueron los apoderados de Racing en una causa que el club le inició a De Tomaso. La carátula: 'Administración infiel en concurso real con desbaratamiento de derechos acordados'. Traducido: desvío de fondos del club para cubrir obligaciones de Blanquiceleste, su gerenciadora. Le significó a Racing un perjuicio cercano a los $ 4,5 millones, más de u$s 1 millón de ese momento".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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